El decimonoveno libro que el escritor griego Petros Márkaris publicó con Kostas Jaritos como protagonista se titula en español La ira de los humillados (magníficamente traducido una vez más por Ersi Marina Samará Spiliotopulu) y apareció en mi idioma en 2025 (un año después de publicarse en su lengua original como I vía tis apotychías).
Yo había leído ya los seis primeros
títulos de la saga policiaca de Márkaris: el último de ellos, Muerte en Estambul, publicado en 2008 y un
año después traducido al español (que yo completé en 2023). Y, aunque me tenía
prometido a mí mismo seguir leyendo correlativamente cada uno de los libros con
el comisario Jaritos como protagonista, en el otoño de 2025 decidí
interrumpir/incumplir esa promesa.
Pero… La ira de los humillados
me ha decepcionado mucho.
Jaritos, que ya es abuelo (de
Lambros, su nieto, hijo de su hija Katerina y de Fanis, con sus cinco añitos) y
sigue recurriendo a menudo a consultar el Dimitrakos
(el Gran diccionario de toda la lengua
griega en nueve volúmenes), continúa intentando disimular sus emociones
(como él mismo admite, recordemos que es el narrador de sus correrías
policiales) y desde hace pocos meses ocupa el puesto de jefe de la policía del
Ática, más exactamente como jefe de las Fuerzas de Seguridad del Ática:
“estamos en diciembre y seguimos disfrutando el dulce otoño griego”, además,
“como de costumbre, los planes van por un lado y los acontecimientos por otro”.
Es una época en la cual “los asesinatos son nuestro pan de cada día y uno corre
el riesgo de que lo maten por ser forofo de un equipo rival”. El puesto de
Jaritos al frente de Homicidios en la ciudad de Atenas lo ocupa ahora la agente
Antigoni Ferlekis, nueva jefa del Departamento de Homicidios, que es como de la
familia de Jaritos, a la cual frecuenta con naturalidad, donde su mujer,
Adrianí, sigue siendo una cocinera estupenda que se pasa el día cocinando (de
quien el protagonista de la serie considera que “después de tantos años
ocupándome de resolver crímenes y detener asesinos, nunca he llegado a tener la
mente práctica de mi mujer”); también aparece en la novela el ya achacoso
Zisis, el viejo luchador social baqueteado por la historia griega reciente.
¿Y qué se nos cuenta en La ira de
los humillados además de las en
absoluto relevantes vicisitudes del entorno vital de Jaritos? Pues, y ahí está
el meollo del desmoronamiento de la calidad misma de la novela respecto a las
que ya había leído: una serie de asesinatos relacionados con... “el desproporcionado aumento del interés
por los estudios económicos y tecnológicos” frente a “la caída en picado del
interés por los estudios de humanidades”. Es decir, ciudadanos formados
para ganar dinero frente a ciudadanos concienciados. Y, en medio, el
crimen, asesinatos. Asesinos de uno y otro lado. Márkaris intenta que el lector
entre en esa ficción pretendidamente realista como el resto de sus novelas.
Conmigo no lo ha logrado.
[…]
Esta “historia de competitividad,
envidia y destrucción” no ha logrado rozar uno solo de mis deseos de disfrute
lector. Y eso que creía jugar sobre seguro. Pero ni Adrianí ha impedido que se
me atragantaran sus suvlakis con satziki, quizás más protagonistas que
cualquiera de los seres humanos que uno espera encontrar en una novela de
Petros Márkaris.
Eso sí, me deja intrigado que a
Jaritos solamente le quede “la oscuridad y la angustia por el futuro”. Un
futuro, el suyo, al que no sé si asistiré.
Este texto pertenece al artículo ‘Ni Márkaris ni Jaritos conmueven con La ira de los humillados’, publicado el 30 de octubre de 2025 en Nueva Tribuna, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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