Tenis, Nadal, tenis, Nadal, y más tenis… y un desierto (VODEVIL)

-Ramalama.

-DingDong.

-¿Vamos bien por aquí?

-Ya estamos llegando, Rafa.

-Me duele un poco un músculo de estos.

-Ya estamos llegando, Rafa.

-Tío, re repites más que el ruso.

-¿Que el filete ruso?

-No, que el Medvedev ese.

-Y no me llames tío.

-Pero si eres mi tío…

[Son tío y sobrino: Toni Nadal y su sobrino Rafael Nadal, van caminando por un desierto, un mini desierto, como un minigolf, pero en desierto. El caso es que hace calor, claro.]

-¿Es Medvedev o Medvédev?

-Según.

-Todavía sueño, tío, con sus piernas y sus brazos. Entiéndeme a lo que te voy.

-Ya. Cuando yo te entrenaba ya apuntaba maneras el ruso. Por cierto, ¿a ti te gustaba Camilo Sesto?

-No es de mi época, pero a Ibáñez Salas le tengo leído un vodevil de esos suyos en el que sale él. Y Alaska.

-Alaska, ojalá estuviéramos allí.

-¿Sabes que Ibáñez escribió un cuentito en el que salgo yo?

-Jolines con el tal Ibáñez.

[No se ve más que arena, todo hay que decirlo. Y a ellos dos, claro, que van de blanco Wimbledon. Ibáñez Salas no soy yo. Bueno, un poco.]

-Tienes que leerle, tío. Cuando estaba en el tercer set, de repente me acordé de sus cuentos.

-¿De los del ruso?

-No, de los de Ibáñez Salas. Era uno de fútbol. Y me puse a jugar mejor, pero perdí. Así que me olvidé de Ibáñez Salas, bueno, me olvidé de todo. Sólo pensaba en una cosa.

-¿En lo que yo te enseñé?

-No, bueno, en eso también, un poco. Me puse a pensar en Butragueño. Yo tenía doce años cuando se retiró, pero me acuerdo de eso que hacía. Lo de detener el tiempo. Tenía un resorte que se accionaba cuando bajaba los brazos.

-Jugó mucho con tu tío Miguel Ángel.

-Sí, me lo ha contado. ¿Cuándo llegamos?

-Mira, ahí se acaba el desierto. Lo pone.

-¿Butragueño no se ha muerto, aún, verdad tío?

-No, Butragueño, no.

-¿Por qué no he sido futbolista, tío?

-Porque no se juega al fútbol con raquetas.

[Fin del desierto, Rafa y Toni desaparecen de la vista, huele como en Apocalipsis Now: a VICTORIA. Mucho.]