AzulOscuroCasiNegro y el cine impecable

Hay tanto en el mundo que es azuloscurocasinegro. Tanta realidad que no termina de ser lo que está a punto de ser, lo que no será, lo que no fue. Y luego está el arte que pretende explicarse a sí mismo aquello que es azuloscurocasinegro. El cine.

El debut cinematográfico en 2006 como director de largometrajes del cineasta español Daniel Sánchez Arévalo fue espectacular. AzulOscuroCasiNegro es una obra maestra. Cine en estado puro, ese cine de categoría que se muestra ante nuestros ojos como la sencilla elaboración que tienen las obras de arte que deslumbran sin gritarte una y otra vez miracuántagrandeza. Y eso que en esta película deslumbrante, intimista, divertida, hermosa, profunda y sensible hay grandeza para dar y tomar.

Un guion excelente, obra del propio Sánchez Arévalo, una dirección a cargo de este artista madrileño nacido en 1970 que nos traslada a un Madrid de película, en el sentido estricto de la expresión, a un Madrid cinematográficamente exacto, personal y reconocible, y unas interpretaciones precisas, exquisitas, emocionantes a cargo de un reparto que actúa a un nivel descomunal, de una precisión artística. Quim Gutiérrez, Marta Etura, Raúl Arévalo, Antonio de la Torre, Eva Pallarés, Héctor Colomé, Manuel Morón y Ana Wagener protagonizan esta película en la que es difícil destacar uno de sus actores pues todos están a una altura memorable.

AzulOscuroCasiNegro es lucha y es deseo, es miedo y es afán, es dolor y es afecto, es resistencia y es incertidumbre. Es una película artísticamente impecable, humanamente impecable, afectuosamente impecable.

AzulOscuroCasiNegro:

incendiar la noche y huir,

regresar y otear los cielos de Madriz

husmeando el mañana,

estar al borde del amor

y caer en su precipicio.

AzulOscuroCasiNegro:

tender la ropa o ponerle nombre

a las cosas y a los deseos,

dar de comer a los peces

mientras las certezas

se desvanecen lentamente.

AzulOscuroCasiNegro:

los miedos y las nubes,

la esperanza y unos labios,

arriba y abajo,

lo que fue y cada abrazo,

tocar unos párpados antes

y después de todos los sueños.