Truman a Marilyn: diría que eres una hermosa niña


El libro Música para camaleones, de Truman Capote, fue publicado en 1980, cuatro años antes de la muerte del escritor (quien, en realidad, se llamaba Truman Streckfus Persons).

“Dividido en tres partes [escribía Jorge Borondo en la revista digital Anika Entre Libros (sin fecha)], es una obra que el autor calificaba como de literatura documental, pues se trata de textos basados en experiencias o hechos reales. La primera parte ("Música para camaleones") la compone una serie de relatos cortos, que oscilan entre historias de viajes, curiosas, autobiográficas, emotivas. A continuación, se incluye la novela corta "Ataúdes tallados a mano" (también conocida por el nombre "Ataúdes de artesanía"). Por último, la parte más interesante ("Conversaciones y retratos") en la que el autor conversa con diferentes personas, desde estrellas de cine (Marilyn Monroe, en su famoso texto ‘Una adorable criatura’) hasta un condenado a muerte (‘Y luego ocurrió todo’). Capote incluso se atreve a autoentrevistarse, en su irónico y surrealista ‘Vueltas nocturnas. O experiencias sexuales de dos gemelos siameses’”.

“Marilyn Monroe y Truman Capote, amigos íntimos, almas extravagantes -por fuera y por dentro-; cerca, ambos, de la belleza y del horror vital”, según escribiera Lorena G. Maldonado.

El coleccionista y artista plástico Frederic Cabanas hizo público que Marilyn le escribió a Truman, el 25 de julio de 1962, once días antes de morir, una carta que el escritor (seguramente) nunca recibió.

 

“Te escribo esta carta en auténtico estado de desesperación”, arranca la confesión a Capote”.

 

La actriz le cuenta a su amigo que se siente “como la mosca en medio de la red: alrededor de mí hay grandes arañas, esperando para desgarrarme, amenazándome…”.



Leo a Capote en aquel maravilloso ‘Una adorable criatura’ escribir esto:

 

"(Seguimos hasta el borde del muelle, donde nos pusimos a escuchar el ruido del agua.)

M: Yo solía pedir autógrafos. Todavía lo hago, a veces. El año pasado vi a Clark Gable sentado cerca de mí en Chasen, y le pedí que me firmara la servilleta.

(Apoyada contra un poste de amarras, la observé, de perfil: Galatea oteando las distancias no conquistadas. La brisa le esponjaba el pelo. Volvió la cabeza hacia mí con gracia etérea, como si la hiciera girar la brisa.)

TC: ¿Cuándo alimentamos los pájaros? Yo también tengo hambre. Es tarde, y no almorzamos.

M: Recuerda, te dije que si alguna vez te preguntaran cómo era yo, cómo era, en realidad, Marilyn Monroe, ¿cómo contestarías esa pregunta? (Su tono era juguetón, burlón, sin embargo sincero al mismo tiempo: quería una respuesta honesta): Apuesto a que dirías que era una palurda.

TC: Por supuesto, pero también les diría...

(Ya se iba la luz. Ella parecía desvanecerse con la claridad, mezclarse con el cielo y las nubes, retroceder y ocultarse detrás. Yo quería alzar la voz por encima de los gritos de las gaviotas y preguntarle: “Marilyn, Marilyn, ¿por qué todo tuvo que salir así? ¿Por qué es una mierda esta vida?”)

TC: Yo diría...

M: No te oigo.

TC: Diría que eres una hermosa niña. "

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