Capitán Tom Hanks


La película estadounidense Capitán Phillips, de 2013, dura algo más de dos horas que se pasan volando y fue dirigida con un excelente pulso fílmico por Paul Greengrass, que se basó en el guion por medio del cual Billy Ray adaptó el libro autobiográfico escrito por el protagonista real de los hechos que narra, Richard Phillips, ayudado por el escritor Stephan Talty (titulado A Captain’s Duty).

Philips es en la película un brillantísimo Tom Hanks, y eso convierte la odisea marítima del capitán que nos cuenta Greengrass en algo meritorio, por encima de la mediocridad de cualquier película de esta clase (aventuras basadas en acontecimientos reales heroicos).


Hanks vuelve a componer a un ser humano. No es ya noticia semejante hazaña, pero conviene repetirla de vez en cuando por si alguien no sabe que él es ya uno de los mejores actores cinematográficos de la historia del celuloide. Héroes de celuloide.

Lo cierto es que no puedo olvidarme del otro gran protagonista, Barkhad Abdi: un también monumental actor, aquí como el pirata a su pesar.

Sí, estoy con Carlos Boyero, que sobre la atractiva Capitán Phillips escribiera en El País lo siguiente:

 

"El suspense, la amenaza, el miedo y el drama funcionan modélicamente. Es una película con nervio, bien contada. (...) Y Hanks siempre hace veraces las sensaciones que pretende transmitir".

 

Y no, creo que Fausto Fernández (Fotogramas) no hizo el esfuerzo de ver la película con atención cuando escribió esto:

 

"Un muy trepidante thriller a lo John Frankenheimer narrado con solvencia, pero con demasiada pleitesía hacia la imagen de su estrella protagonista”.

 

Aunque, ya se sabe, uno escribe su propia autojustificación de su propio gusto cada vez que escribe sobre una película, un disco, un libro. El juicio se puede volver un hooligan ante nuestras formas de disfrutar el arte o el entretenimiento.

 

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