Los alemanes: desarraigo y desubicación en una novela de Sergio del Molino
Publicada en 2024, la novela Los alemanes es una obra literaria de primer nivel escrita por Sergio del Molino, de quien ya había disfrutado su calidad narrativa en Lo que a nadie le importa (aunque también había leído otros libros suyos no relacionados con la ficción), diez años anterior.
“Únicamente en sentido metafórico
puede uno decir que se siente culpable no por lo que uno ha hecho, sino por lo
que ha hecho el padre o el pueblo de uno. (Moralmente hablando, casi tan malo
es sentirse culpable sin haber hecho nada concreto como sentirse libre de toda
culpa cuando se es realmente culpable de algo)”.
Esta es una de las citas que el autor decide usar como propileo de su
magnífica novela. Pertenece a Hannah Arendt, y está contenida en su libro de
1963 1963 Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal.
Es una buena pista de lo que vamos a encontrar en Los alemanes. (¿Por
cierto, eso de la banalidad del mal no es más que un cliché?)
Por lo demás, un texto introductorio escrito en cursiva sitúa el origen
levemente remoto de cuanto contará la novela que vamos a leer:
“El 2 de mayo de 1916, los vapores
Cataluña e Isla de Panay atracaron en el puerto de Cádiz. Transportaban a
seiscientos veintisiete alemanes procedentes de la colonia de Camerún,
conquistada por los aliados en febrero de ese año en uno de los episodios menos
conocidos y menos comentados de la Gran Guerra. En lugar de rendirse a sus
enemigos, los alemanes se entregaron a las autoridades españolas en Guinea.
España, como potencia neutral, los acogió como internados. Ya no abandonaron el
país y se instalaron, sobre todo y entre otras ciudades, en Alcalá de Henares,
Pamplona y Zaragoza. Pronto se harían famosos y serían conocidos como los
alemanes del Camerún.
Hasta aquí, la historia tal y como
aparece en los registros. A partir de aquí, la leyenda”.
Sergio del Molino, al final del libro, nos informa de que esta novela proviene
(de alguna manera) de un libro suyo anterior, un ensayo-reportaje titulado
Soldados en el jardín de la paz, publicado en 2012. También de que en
ella aparece uno de los asuntos recurrentes de toda su obra: “el desarraigo y
la identidad”. Una manera, escribir sobre ello, de ayudarle a él a entender su
“propia desubicación”.
“He escrito una ficción armada sobre
unos andamios históricos donde todo parecido con la realidad es, como dice la
fórmula legal, pura coincidencia”.
Uno de los personajes de Los alemanes nos da otra clave de lo que va
esta novela sutil y peliaguda, cuando afirma que “el pasado se vuelve presente
en cuanto lo tocas: no importa que no hayas intervenido en él, no importa lo
inocente que seas o lo libre que te sientas”.
Hay algo magistral en ese escarbar en los antecedentes familiares de los
protagonistas sin que cuando lo leamos tengamos la sensación de que estamos
asistiendo en realidad a lo que es el libro: una lección de Historia. Una
lección de Historia y un majestuoso homenaje a la dignidad de la gestión
pública y de la actividad política. Al menos como excepción exigible.
Al fin y al cabo, como afirma el mismo personaje de la cita anterior, “el
pasado nunca deja de molestarnos, por eso nos preocupamos por conocerlo tan
bien, para asegurarnos de que no nos hace daño”.
Conocer el pasado para que no nos haga daño. Magistral Del Molino (“las
familias siempre mienten, es mejor hacer caso a los historiadores”).
“¿Cuándo dejas de ser inoportuno?
¿En qué momento de la vida te callas para ponerte a escuchar?”
[…]
No sé, tal vez no haya “herencia ni legado”, quizás no se venga “de ningún
sitio” ni nos encaminemos “a ningún otro”. Después de todo.
“Qué suerte tenemos los hijos de
poder culpar a los padres de todo. De lo que hicieron, pero mucho más de lo que
dejaron de hacer”.
Un personaje de la novela considera que los humanos no somos mucho más que
“nuestros gestos, nuestras manías y nuestras rutinas”, y que “el resto es
retórica, material de relleno para las conversaciones”. Por cierto, menudas
conversaciones las de Los alemanes. ¡Cuánta profundidad! ¿No le habría
venido bien al libro algo más de calle, de habladores de menos enjundia
discursiva? Alguno hay, y ese es precisamente el único periodista de la novela.
[…]
Este texto pertenece a mi artículo ‘Espléndida novela Los alemanes,
de Sergio del Molino’, publicado el 9 de mayo de 2024 en Letras 21,
que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.
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