¿Qué debemos saber? ¿Qué tenéis que enseñar, profesores (y profesoras)?

Saber mejor, no (sólo) saber más. De hecho, es más importante saber mejor que saber más. Ese es el reto real de los profesores en la encrucijada en la que se hallan los sistemas educativos: enseñar a aprender mejor antes que enseñar a aprender más. Eso al menos pienso yo. Y como yo muchos profesionales relacionados con el sistema educativo. No todos, ni muchos menos.

Algunos sí. El británico Andrew Hargreaves es un experto de reconocido prestigio en el ámbito de la educación, especialmente en todo lo referido al cambio y al bienestar educativos. Hargreaves considera que “el bienestar es importante para el aprendizaje y el aprendizaje es importante para el bienestar”. Respecto a lo que debe ser enseñado, es difícil no coincidir con él (salvo que se sea un adorador de la noche de los tiempos de la enseñanza-aprendizaje en los sistemas educativos):

“Lo cierto es que no podemos enseñarlo todo, siempre vamos a tener que hacer una selección. Y sea cual sea la que hagamos, lo más importante es cómo lo enseñamos para que los niños adquieran conocimientos, aprendizajes y habilidades que les duren para el resto de sus vidas, en lugar de olvidarlas, tan pronto como salgan de la escuela, para el resto de sus vidas”.

Ojo, no olvidemos los matices. El muy competente formador de científicos docentes Jonathan Osborne (también británico) destaca que “repetimos que hay que fomentar el pensamiento crítico, pero no podemos juzgar lo que desconocemos”. Si hay una reflexión de Osborne que merezca la pena (las hay y muchas) es esa de que “en cualquier profesión existen acuerdos sobre qué funciona mejor, estrategias que se sabe son efectivas. Si los profesores no poseen ese conocimiento compartido, ese lenguaje común, ¿qué los diferencia de alguien de la calle?”

Los conocimientos son imprescindibles, las metodologías también. No todos los conocimientos, no cualquier metodología.

[arte de Juan Carlos Mestre]