Fernández Soldevilla escribe la historia del terrorismo en España


Para el historiador español Gaizka Fernández Soldevilla, historiográficamente, aunque no sólo, lo más correcto a la hora de hablar de terrorismo es usar esa palabra cuando uno se refiere al “tipo de violencia que busca un efecto psicológico político y simbólico superior al de los daños materiales y humanos directamente producidos por sus atentados”. Como dirían los terroristas radicales de izquierdas italianos de las Brigadas Rojas, el terrorista golpea a una víctima para asustar a cien.

Fernández Soldevilla es el autor de un libro perteneciente a la colección ‘La Historia de…’, dirigida por Ricardo García Cárcel para la editorial Cátedra, aparecido en 2021, una obra imprescindible para conocer la actividad terrorista en España: El terrorismo en España: de ETA al Dáesh.

El objeto del pormenorizado y a la vez sintético estudio al que se dedican las páginas del libro son las bandas terroristas. Es decir, aquellas “organizaciones de pequeño tamaño que carecen de control sobre un territorio y que emplean los atentados terroristas como principal estrategia para conseguir sus objetivos”; organizaciones que se diferencian de las guerrillas en que sus integrantes no van uniformados ni dominan determinadas zonas en las que el Estado esté ausente. Lo que es común a todos los grupos terroristas, a los terroristas modernos, que no comparten ideología alguna, es que tienen el mismo método y el mismo principio elemental: el fin justifica los medios.


Respaldado por el conocimiento histórico, el libro de Fernández Soldevilla (quien documenta toda la bibliografía que le ha permitido pergeñar este clarísimo y comprensible estado de la cuestión) se apoya por supuesto en las cifras constatadas y reconocidas y admitidas, pero no es solamente un libro de cifras, es muchísimo más que un libro de cifras, datos y análisis: es, además, un libro de “biografías con nombres y apellidos”, las biografías, los nombres y los apellidos de (una representación reducida pero solvente) de los seres humanos asesinados por terroristas: Begoña Urroz, José Antonio Pardines, Javier de Ybarra y Vergé, Enrique Casas, Gregorio Ordóñez, Emilia Aldomà Sans, Enrique Valdevira Ibáñez, Adolfo Cotelo, Idoia Rodríguez Buján… Porque El terrorismo en España es de alguna manera también un libro sobre las víctimas del terrorismo.

Resulta excelente el recorrido histórico que podemos leer en el volumen a lo largo y ancho del doloroso trayecto de las actividades terroristas y su influencia en la realidad social y política española, y en la obra es habitual que el análisis del pasado bombardeado por la crudeza cruel de los violentos se explique con irreprochables demostraciones de la comprensión de cuanto ha ocurrido propia de los historiadores, como esta:

 

"La violencia política no fue, como se ha llegado a insinuar, producto de la Transición sino de quienes pretendían abortarla: terroristas y golpistas".

 

 

[…]

 

Ninguna de las organizaciones terroristas que han estado activas en España y que han sido estudiadas en este libro consiguió sus objetivos: causaron eso sí un inmenso dolor y miles de víctimas pero se puede afirmar que incluso llegaron a perjudicar sus fines fundacionales. Aunque es innegable que ETA ha logrado algunos de sus objetivos secundarios (como dividir a la ciudadanía vasca o debilitar a los partidos no nacionalistas, por ejemplo), no ha sido capaz de alcanzar su meta última: una república vasca independiente, socialista y monolingüe en euskera.

 

[…]

 

Si bien meditar sobre lo que pasó es deber de todos, no todas las narraciones acerca de la historia, acerca del pasado, son igual de legítimas. No puede ser admisible, no debe serlo, que cada uno tenga su propia narración, su propio relato del pasado. Éste no puede ser estudiado desde la fabulación del propagandista, cuyo trabajo no puede colocarse a la misma altura que el estudio académico. Únicamente desde la Historia y las ciencias sociales “conseguiremos acercarnos a la verdad por medio del método científico y el estudio serio y riguroso” de cuantas fuentes estén a nuestra disposición. Ni las mentiras ni los mitos deben prevalecer: es absolutamente fundamental la función social divulgativa de los historiadores, por encima de quienes defienden y justifican aquel movimiento generador de tanto odio fanático que animó a los miembros de ETA a matar. No debemos olvidar que el ciclo de violencia puede reactivarse en el futuro.

 

Estoy plenamente de acuerdo con el cierre magnífico que ha escrito para este imprescindible libro su autor, Gaizka Fernández Soldevilla:

 

“Los historiadores somos conscientes de nuestras limitaciones, de nuestra subjetividad, por lo que procuramos aparcar nuestras propias ideas: al fin y al cabo, nuestra finalidad es el avance del conocimiento; hacer Historia, no hacer patria, clase o cualquier otra identidad”.

 

En conversaciones con el autor tras haber leído su libro, Fernández Soldevilla me dijo que, “si bien en el libro, publicado en abril de este año, explico que desde 1960, fecha de inicio que marca la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo, 1.451 personas han sido asesinadas en atentados y 4.983 heridas, justo ese mismo mes las cifras quedaron desactualizadas, pues un grupo yihadista afiliado a Al Qaeda asesinó en Burkina Faso a los reporteros españoles Roberto Fraile y David Beriain, con lo que el número total de víctimas mortales asciende ya a 1.453. Ese crimen nos recuerda que el terrorismo no solo es historia sino que, por desgracia, forma parte de nuestro presente. Y que es una realidad cotidiana en otros países no muy lejanos al nuestro”.

No cabe duda de que “eso hace más importante si cabe la cuestión de la educación y de la prevención de la radicalización, para lo que es indispensable realizar no sólo trabajos de investigación, sino también de divulgación, a un público lo más amplio posible, especialmente el juvenil. La Historia no debe ser solo cosa de eruditos: es una herramienta útil para desactivar los discursos del odio”.

Así es.

Este texto pertenece a mi artículo ‘La historia del terrorismo en España’, publicado el 29 de noviembre de 2021 en Nueva Tribuna, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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