La España visitada (por mí y por Marga) en 2019
No salimos de Madrid hasta que en abril…
Jueves 18 de abril de 2019, Jueves
Santo, estamos en Málaga. […] Nos ha
llovido, y es hora de descansar, Marga ha elegido un apartamento excelente. Voy
a leer a Richard Ford. Mañana más.
Ya ha amanecido este Viernes Santo de abril, día 19,
de apariencia hermosa. La belleza y la inteligencia delicada de Marga me dicen
suavemente que en la realidad que habito la vida es algo espléndido que merece
ser disfrutado. Voy.
En el Museo Picasso de Málaga te das cuenta de que
hace falta mucha paciencia para soportar toda la creatividad de los genios.
[…] Marga duerme y yo ahora escribo, ahora contemplo
su sueño como un dócil guerrero enamorado y orgulloso.
La tarde se ve derrotada y yo escucho a Gino Paoli
cantando ya viejo su Sabor de mar, en
ese italiano prendido de todas las cosas.
Pasan procesiones por debajo de nuestros balcones […],
en pie transcurren en la calle las Vírgenes dolorosas que vuelven a llorar la
muerte de un hijo, la muerte del Hijo de Dios, a quien el cristianismo llama
Jesucristo.
Amanecido el Sábado de Gloria, día 20, escucho
algunas canciones de Dylan, esos monumentos humanos adheridos a una eternidad
musical de templo y biblioteca.
Hemos visitado la hermosa Alcazaba malagueña, y
seguidamente el espléndido Centro Pompidou de la ciudad, dos espectaculares
maneras de disfrutar con el pasado, la necesidad y el arte.
Rugen resbaladizos los neumáticos en estas calzadas de
la ciudad andaluza de Málaga, y aquí en el apartamento suenan como si
estuviéramos en un capítulo de Starsky y
Hutch: qué fenómeno incomprensible este del ruido inesperado en estos
tiempos posteriores ya a todo o a casi todo.
Hemos vuelto a sobrevolar buena parte de la península
Ibérica y un poquito del océano Atlántico para llegarnos a Canarias: regresamos
a la casa de Adolfo en Puerto de
Santiago para despedirnos de ella y de su maravillosa vista [eso es lo que
creíamos cuando emprendimos este nuestro tercer viaje a Tenerife]. Es 31 de
mayo de 2019.
Nos hemos despertado pronto y ya leo al gran Sergi
Pàmies y escucho a Balthazar deleitado por el doble consuelo magnífico de la
música y la literatura, esas dos sensibles maneras de manifestarnos que esto,
esto sí era ser un hombre (un humano). […] En esta libreta que compré en
Londres sigo escribiendo cada vez que Marga y yo salimos fuera de Madrid para
luego encontrarla más guapa cuando regresamos a ella.
Hace una mañana espléndida y hay dos azules
maravillosos ante mí, el cielo atlántico y el mar canario. Y cerca, siempre,
los ojos de vida de Marga. La felicidad está sobrevalorada pero existe. Y lo
sé. Ahora mismo podría explicártela. Pero no lo creerías. Nunca lo creerías.
[…]
He vuelto a madrugar inesperadamente, hoy sábado día
primero del mes de junio. Me siento frente al océano. No necesito soñar.
Ayer nos quemamos las plantas de los pies en una playa
cercana […]. Las playas canarias y nosotros. […]
Hemos visto en un bar cercano la final de la
Champions, que ha sido un partido sin pena ni gloria, inglés, eso sí. […]
Miro el Atlántico, lo escucho, lo huelo. Marga
despierta y su belleza me recuerda lo que soy. Suena el mar, brillan mis ojos.
Es 2 de junio.
Mientras Marga trabaja un poco, un mucho, trabaja…,
escucho a Ron Sexsmith, leo a Philip Roth, pienso, poco, y deseo, mucho,
recuerdo, algo, y hablo con Arturo y María por Watssapp (o como se escriba).
Quisiera escribir un poema, no sé si podré.
Ya escribí un poema a la siesta, pero aquí en Tenerife
se me hace urgente escribirle uno a la siesta canaria. Debería hacerlo.
Y otra vez Dylan, el Dylan del libro escrito por Sam
Shepard sobre la gira setentera Rolling Thunder Revue, el Dylan “cineasta del
instante”. Leo a Shepard en la piscina de los apartamentos de Adolfo y pienso en
el vértigo del pasado atreviéndose a desmenuzarnos a base del presente riguroso
y de una belleza intensa, increíble, a veces fugaz, escondida en los abrir y
cerrar de ojos de las primaveras, canarias o no. […]
Es lunes, día 3. Nos vamos al Teide.
Ya hemos vuelto, el viaje, organizado (mal) ha sido un
poco traumático, pero contemplar el impecable paisaje al borde de una
alucinación cinematográfica del Parque nacional del Teide ha sido una
experiencia memorable. 45 minutos excelentes de un periplo de 8 horas.
¿Qué es lo que le ocurre al mar? ¿Qué tiene contra
nosotros o que tiene contra el dolor? ¿Por qué hay una brava hermosura incluso
en su quietud plateada de eternidad? ¿Para qué sirve ese brillar suyo hacia los
cielos, detenido pese al mecerse a sí mismo en la blanca espuma indeleble de su
oleaje sin tiempo? ¿Qué nos queda a quienes hipnóticos ante su esplendor no
sabemos que ya estábamos enamorados de su batir el mundo, de su sinfonía
incesante, de sus azules de plata y dimensión?
Martes, 4 de junio de 2019. Nos despedimos
[eso creíamos aquel día] del apartamento de Adolfo en Puerto de Santiago. Fue
un placer inolvidable. Supimos amarnos más si cabe Marga y yo.
Es 8 de julio de este 2019 y viajamos al Norte,
a Suances: vamos Marga, María y yo.
La lluvia nos recibe y un cielo encapotado y de fea
apariencia, aunque parezca imposible en esta tierra verde de mis ancestros, nos
saluda al madrugar.
Es martes, es julio en su día noveno. Paseamos Marga
y yo desde nuestro apartamento en el antiguo Acacio hasta el (antes) campo de
tiro, casi en Los Cantos, ya en la ría. Y por la noche, tras una breve visita
al arenal de la Concha y otro paseo, una peli con María en casa: Slumdog millionaire.
Ya hemos desayunado Marga y yo mientras María sigue
durmiendo, es 10 de julio.
Hoy casi llegamos caminando a Tagle, Marga y yo, hemos
estado con mi prima Ángela y con Lolillo y acabamos de ver con María una peli
muy emocionante: Green book.
Jueves, 11 de julio: seguimos sin subir
arriba, al pueblo, pero disfrutamos abajo del entorno costero. Hemos comido opíparamente
en El Balneario y por la noche hemos visto la peli de Clint Eastwood de 2018, La mula, que no es muy buena.
Hemos ido a ver a mi tía Gelines, que está en una
residencia debido a su senilidad trastornada, y no he podido evitar llorar al
ver el tiempo que fue y que no será nunca más. Nos ha llevado su hijo, Rafa, y
luego nos hemos quedado en el pueblo con Toño y su mujer, Irene, y Amanda, su
hija. Para cerrar este especial día de julio del año 2019, este día 12 de
julio, hemos visto una peli de Woody Allen, otra de sus pequeñas obras de
arte: Conocerás al hombre de tus sueños.
El sábado 13 comienzan las fiestas del Carmen
del año 2019 en Suances y subimos los tres arriba, al pueblo, para estar con
mis primos, veo a Marisa, a Gelo, a Juanma y a los que ya había visto antes, y
a las hijas de Rafa, a su mujer, Begoña, a la hija pequeña de Marisa, Alba, y
al marido de Marisa, Pedro […]. Todo es muy alegre. Estoy muy contento de
verlos y de verlos con tan buen aspecto.
Quizás mi lectura de la novela autobiográfica Infancia, del sudafricano Coetzee, no
ayude a mitigar mi habitual tristeza a la hora de despedirme de los sitios donde
voy siendo feliz, como lo he estado siendo estos días de mi primer viaje a
Suances lejos de nuestra casa de Suances: una tristeza paisajística, anímica,
familiar, que se pega a la tristeza de caparazón de la lejanía de mis hijos,
ahora que mi estancia cercana a mi hija María, breve, llega a su fin, a su
(nueva) interrupción.
Es domingo 14 de julio, mañana regresamos a
Madrid. Este día también ha sido un magnífico día de sol y playa y vida, sólo
dañado por el daño que María se ha hecho en un pie.
Gorrioncito, qué melancolía.
[…]
Es lunes 15, es ya de noche, mañana Marga y yo
regresamos a nuestros trabajos. Echo de menos a María. Tengo escondido en no sé
dónde mi necesidad de seguir viéndola crecer.
Adiós Suances: hasta siempre.
Estamos de nuevo en Andalucía. En la costa almeriense.
En el municipio de Níjar. En la playa de Agua
Amarga. Es 5 de agosto. Sigue siendo 2019. Es lunes.
Ha hecho un día
espléndido y el lugar es hermoso y digno de vivirlo en verano. Por la noche
hemos visto una peli muy buena: Los
hermanos Sisters, de Jacques Audiard.
[…]
Es martes, día 6, maravilloso se presenta este
día mediterráneo y andaluz. […]
He estado por la tarde disfrutando de la playa de Agua
Amarga, una maravilla hermosa junto a le resplandeciente Marga. Soy muy
dichoso.
Es la hora de la siesta y escucho a Bedouine, la
fabulosa hora de la siesta.
Miércoles, 7 de agosto.
Nuestro aire acondicionado gotea: hoy, la siesta,
junto a la piscina del Mikasa de Agua Amarga donde nos hospedamos. Es jueves
ya, día 8.
Volvemos a despertarnos temprano. Si ayer fuimos a
Carboneras, hoy hemos decidido ir al límite con ese término municipal, a ver
primero, ya en Carboneras, la bajada a la playa del Muerto. No bajamos. La
vista era ya de por sí suficiente reto. Sí vamos luego a ver los restos, pura
arqueología industrial, del cargadero de mineral de Agua Amarga. Hago muchas
fotos. El ámbito lo merece. Es viernes 9 de agosto.
Sobre la verdadera dignidad y el lugar exacto del
cinismo. Eso es la película de Icíar Bollaín titulada También la lluvia que acabamos de ver en la noche de este viernes andaluz.
Amanece el sábado en Agua Amarga. Abro los ojos
y ella me contempla. Es el amor cuanto compartimos, cuanto vivimos, cuanto
disfrutamos. Debería darle gracias a Dios cuando dé con él.
La estancia en el establecimiento Mikasa está siendo
fabulosa. Hoy hemos gozado de su spa, es la primera vez que visitamos uno:
experiencia cumplida.
Ya es domingo día 11 de agosto. Regresamos a
Madrid muy felices y satisfechos de una estancia estival breve y hermosa, tranquila
y muy nuestra, muy Jose y muy Marga, muy de Jose y muy de Marga.
Los vuelos de ida y vuelta a Almería han sido los
mejores y más profesionales que he cogido nunca. La empresa, una filial de
Iberia, Air Nostrum. Ya estamos en Madrid, mañana trabajo. Marga sigue de
vacaciones.
Es viernes, sigue siendo agosto. Y a 2019
le quedan aún unos meses. Marga y yo hemos venido a La Pedriza, a sus
inmediaciones, al pie de la impresionante y bella sierra de Guadarrama. Sin
salir de la Comunidad de Madrid. Estamos a día 23. Hemos paseado un poco
hasta (el casco histórico de) Manzanares
el Real, que está a unos quince minutos, y cuando regresamos al hotelito
hemos visto una película hermosa y triste que a Marga no le ha gustado [a mí
tampoco]: Casí 40, de David Trueba.
Sábado 24 de agosto. Subimos caminando
desde el hotel hasta adentrarnos en la Pedriza, ya parte del Parque nacional de
la Sierra de Guadarrama. Un paseo de una hora espléndido, saludable, mañanero.
Luego estamos un rato en la piscina del hotel. Sólo Marga se baña. Yo leo a
Javier Pérez Andújar, que me resulta un escritor genial y cercano. […]
Me acabo de despertar en este último domingo de
agosto del año 2019 junto a la Pedriza, en el municipio madrileño de
Manzanares el Real. Luce un día espléndido y Marga está preciosa. Es preciosa.
Vamos a desayunar para luego dar un paseo cerca del embalse de Santillana.
Hemos vivido un hermoso anochecer bajo el muro de
piedra eterna de la sierra de Guadarrama, en el pequeño hotel donde hemos
decidido despedir un poco al verano
de 2019. […]
Lunes 26, acabamos de regresar
a casa, hemos pasado por Collado Villalba y ha sido como un deja vu muy largo. Parece que las
vacaciones ya han tenido lugar. La maravilla con ella no cesa.
Entre disparos de sinceridad, confundiendo la letra de
una canción de Loquillo, hemos vuelto a sobrevolar el Atlántico y llegamos a
Tenerife, estamos ahora mismo nuevamente instalados en la casa de Adolfo, el
hermano mayor de Marga, en Puerto de
Santiago, es jueves 5 de diciembre y 2019 se acaba. Hemos merendado
cherne y sardinas asadas, con papas arrugás, por supuesto, y yo he acabado de
leer una maravilla literaria, la novela Todo
lo que hay, de James Salter. El mar, ese océano hoy un poco embravecido,
nos recuerda dónde estamos y también de alguna manera quiénes somos. Entre disparos
de felicidad. El día acaba, mientras llueve sobre la isla, viendo la espléndida
Lincoln, de Spielberg […].
Viernes, 6 de diciembre, ha amanecido
un instante antes de despertarme. El Atlántico permanece ahí, frente a
nosotros, luminoso y limitado en su enormidad azul marina.
Hermosísimo paseo hasta Alcalá y sus playas. Hemos
vuelto a comer de regreso junto a la playa de La Arena, sigue siendo magnífico
lo magnífico.
Mi amigo el músico Manuel Millán me recuerda en
Facebook el prodigio estremecedor de Suspiros
de España y yo escucho ese indudable himno conmovido junto a Marga. Siempre
Marga.
Por la noche, después de pasear un poco por Puerto de
Santiago, buscando el árbol de Navidad iluminado que vemos desde casa, nos
decepciona una película de León de Aranoa, Loving
Pablo.
Desayunamos escuchando a Luke Jackson este sábado
día 7 en el que por fin, lo escribo ahora de vuelta, hemos podido ver, llegar
hasta ella, la playa de Los Guíos. Ole.
[…]
Domingo, 8 de diciembre: hemos vuelto
a dar un buen paseo aprovechando el extraordinario buen tiempo que nos acompaña
y comido junto a la playa de La Arena, ahora anochece suave y lentamente tras
la isla de La Gomera, que tenemos ahí enfrente sobre el océano, y escuchamos a
Paul: aquí, allí y en todas partes.
Dadme la vida
que amo, la hermosa vida que amo, canta
Rafael Berrio la que tal vez sea nuestra canción de 2019: la vida que Marga y
yo amamos, la hermosa vida que amo.
[…]
El mar sigue incesante ayudando a que la música no sea
la única belleza sonora a nuestro alcance. […]
Teníamos, hoy lunes día 9 de diciembre, la
intención de irnos caminando hasta la cercana Alcalá, en Guía de Isora, pero el
calor que hacía nos ha echado atrás, aunque no del todo, y hemos acabado yendo (y
volviendo) en autobús. Hemos paseado y comido allí y nos ha vuelto a parecer un
lugar hermoso en su atlántica horizontalidad marina y azul. Y desde ella hemos
vuelto a ver el Teide nevadito, inmenso y bastante blanco junto al cielo.
Es martes, ya día 10 de este último mes del año 2019, y nos vamos
una vez más de Tenerife, regresamos a nuestro lugar madrileño, vamos al
invierno (auténtico) y a la Navidad, nos espera un avión, un avión más. Otro
avión.
Cádiz, ciudad
de Cádiz, hoy es jueves 26 de diciembre aún de este 2019 y hemos paseado con
gusto, ahora que el día se acaba y lo escribo, buena parte de tan hermoso lugar.
El viernes es ya 27 de diciembre, el cumpleaños
de Serrat y Marga y yo hemos recorrido mucha Cádiz, hemos visto su mar, claro,
como ayer, muchas calles suyas, la fachada de la catedral, su Ayuntamiento, hemos
entrado al decepcionante oratorio de las Cortes de Cádiz, al museo de la ciudad…
Sábado 28 de diciembre, en estos
días que leo entusiasmado la excelente En
busca de Klingsor, del escritor mexicano Jorge Volpi, hemos venido a parar
a una maravillosa ciudad donde la ciudad se hace universal y deslumbrante aquí
en el Sur, en Andalucía. Hoy hemos estado a punto de sacar fuerzas para, tras
contemplarla desde su torre Tavira, bordearla junto a ese Atlántico sobre el
que navega espejeante.
El domingo 29 regresamos a casa: una vez más, el Bien triunfa frente al Mal.
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