En el reino del tiempo (día de elecciones)
Sin que sirva de precedente, la suerte está echada. Poco a poco, ha ido hilando la vieja el copo. La vieja, que era una mera espectadora del mundo ante el que posaba sus ojos como si todo fuera a acabar tarde o temprano, quizás en ese preciso instante en que...
Todos a
una, la unión hace la fuerza, evitemos que el que parte y
reparte se lleve la mejor parte: ¿qué podemos hacer ante el poder del tiempo y
los tiburones sobre la gente y la historia? Un ser humano, un voto. La
democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que
se han inventado. Lo dijo un político de cuando Europa estaba en guerra consigo misma y
el mundo tembló poderosamente. No pasarán / Ya hemos pasado. Siempre
pasan, el pasado encierra lecciones incomprensibles que la
humanidad suspense una y otra vez.
No
hay mal que por bien no venga. Ya sabemos que la mejor forma de soportar
la injusticia eterna del tiempo es poner la meta demasiado cerca: al
final la vida es aceptar los límites, es afrontar el deseo y forjar la
memoria, y nosotros ser seres que conocen los límites, todos los límites, seres
atentos a las siluetas, a las fronteras y a las tapias, seres insertados en una
celda, seres de piedra amurallados; al final somos poco más que oteadores, poco
más que avistadores de vallas, Rodrigos de Triana del nopasar, siempre
alerta de las rayas, ajenos al desafuero y al delirio, embotados y acotados
seres limitados a limitarnos, suscritos a lo sucinto y esencial; al final somos
reacios a lo imposible, somos sombras que sueñan sombras, memoria y deseo y
límites. Total, para el olvido que seremos…
[Foto de Luis de Vega: Gran Vía madrileña, 2020.]
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