30 de abril de 1963

Cuando yo nací, mi madre no estaba en casa,
estaba conmigo en la cama del hospital
para hacerle burla al chiste antiguo de Gila,
y yo debí llorar de lo lindo y por eso ahora
cada vez que veo ¡Qué bello es vivir!
se me saltan las lágrimas en cuanto que ella
le dice a él, en su oído ensordecido, te quiero,
y yo debí verme en mi salsa enseguida
y por eso le miro a la vida como si no fuera
la broma que en realidad es,
porque lo aprendí ya aquel día de abril
del año 1963, cuando el mundo ya tenía
las canciones de los Beatles, las canciones de Elvis
y las canciones de los Stones,
las de Roy Orbison y las de mi madre,
que ya cantaba alguna de las que salen
en mis cuentos.
1963, ¡qué recuerdos aquellos!
¿para qué querrían mis padres traerme
a este mundo descabalado y sandunguero?
No importa, hicieron muy bien.
Doy fe.

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