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Una película sobre Miguel Gila


Miguel Gila Cuesta nació en lo que hoy es Madrid en 1919 y murió en Barcelona 82 años después, aunque podría haber muerto perfectamente muchos años antes, cuando durante la Guerra Civil española le fusilaron al amanecer. Pero le fusilaron, como él mismo contó, mal. Muy mal. Menos mal. Miguel Gila tenía que hacernos reír mucho todavía. Y vaya que si lo hizo.

De 2024 es el filme español ¿Es el enemigo?, subtitulado La película de Gila, que aprovecha con cierto arte y con cierta gracia lo que el propio humorista español escribiera en ese libro tan suyo de 1995 que tituló Y entonces nací yo: Memorias para desmemoriados y que, en su breve introducción, él mismo explicó así:

 

“Como todo lo que les pueda contar sobre mi vida está escrito en las páginas de estas memorias -fechas, datos, estudios, alegrías y tristezas me resulta complicado decir algo nuevo. Si me he animado a contar mi vida ha sido sólo con el propósito de establecer las distancias entre el ayer y el hoy; y, si consigo que ustedes, los lectores, tomen conciencia de que estamos en el mundo de visita, daremos, entonces, la espalda a los que actúan como si fuesen inmortales”.

 


En cien minutos, el cineasta español Alexis Morante nos cuenta en su segundo largometraje (escrito por él junto con Raúl Santos, apoyándose en una historia trazada por él mismo y José Alba, fundamentada en las memorias, ya digo, del gran cómico y dibujante de viñetas) lo que fue aquella guerra entre españoles a los ojos y desde el corazón de Miguel Gila, con un toque levemente fantástico, como de ensueño infantil y, finalmente, terrible. Lo tragicómico, vaya.

Óscar Lasarte debuta cinematográficamente para encarnar a Gila de una manera mucho más que aceptable, y está acompañado razonablemente bien por otros actores, como Carlos Cuevas y Adelfa Calvo, sobre todo, en una película fotografiada por Carlos García de Dios.

Creo que Luis Martínez dio en el clavo cuando escribió de ¿Es el enemigo? en El Mundo que “es una película amable, pero sin faltar al buen gusto (para nada cursi); triste, pero sin caer en la manoseada melancolía; obvia si se quiere, pero de forma muy consciente”.


 

“La vida es un camino que comienza en el nacer y termina en el morir. Camino áspero si se recorre con los pies desnudos del fracaso”.

Miguel Gila

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