Esta NO es mi crítica de la novena película de Quentin Tarantino, Érase una vez en Hollywood

EL 21 de agosto, lancé un reto en FACEBOOK. En realidad, fue una petición de ayuda, de colaboración:

TARANTINO
Se me ha ocurrido una idea: escribir una crítica de la última peli de Tarantino sin ir a verla... Porque la vais a escribir vosotros para mi diario INSURRECCIÓN. ¿Quién empieza? Seis líneas máximo. Soy todo ojos. (Yo, que no pienso ir al cine a verla, quiero aprovecharme de que tú sí has ido.)

Obtuve, de inmediato, poco a poco, esta crítica de la novena película de Quentin Tarantino, Érase una vez en Hollywood.

Tarantino admite mal las medias tintas. Su cine, digo. No encaja en propuestas cinéfilas moderadas. Sí, o le odias o le adoras. Yo no puedo con él. Y eso que sus tres primeras películas, en especial las dos iniciales, me deslumbraron.



Mis amigos en Facebook oscilan entre mi opinión y la admiración incondicional, y sobre Érase una vez en Hollywood han escrito reverenciales críticas pero también negativísimas valoraciones. Los más fueron, con todo, ingeniosos en sus análisis.


Comienzo con los fans de Quentin
El historiador Juan Granados dice de la peli:
“Documentación y actores sobresaliente, y redimir a Sharon [Tate] no tiene precio”.

Para el escritor José Manuel Pedrós García es “sublime. Extraordinaria. Un repaso muy interesante por el cine de la década de 1960. El final, sorprendente”.


La cinéfila Patricia Rubiera González escribe casi una auténtica crítica muy profesional: Érase una vez en Hollywood es “el particular Cinema Paradiso de un director que siempre está del lado de los perdedores, segundones y de ese cine que, aunque denostado por muchos, fue el germen que fraguó a grandes cineastas”.

También cinéfila, y literaria a la vez, es la reflexión del escritor David Torrejón, que me cuenta esto: “La vi ayer y produjo división clara de opiniones entre el grupo. A mí me gustó, pero se ve que se ha gustado demasiado. Muchos episodios son memorables, a otros les sobra la mitad del metraje. Los personajes son magníficos. Dicen que es una película sobre la amistad. Puede ser, pero las raíces de esa amistad quedan un tanto ocultas. Hay bastantes pistas engañosas. Con todo, si después de verla miras hacia atrás, a mí me queda un conjunto positivo que se empasta más cuando tienes todo el conjunto a la vista. Durante el visionado, la narrativa y los tiempos crean un relato demasiado desagregado

Otro escritor, David García Molina, considera que “no es lo mejor de Tarantino, pero es de Tarantino”.

Es el músico Manuel Millán quien se muestra más contundente en su afinidad con el cine de su admirado Quentin Tarantino, pues dice sobre el film que es una “obra maestra”.

“Película de época desdramatizada, gracias a la mirada entre nostálgica y grotesca; con una brillante interpretación y magnífica banda sonora”… dice de ella la profesora Maite Olivera Santos, quien concluye: "Que conste que hacía tiempo que no me reía tanto, sobre todo con la traca final".

El editor Ximo Espinosa le pone bastante arte a su análisis cuando escribe: “La resumo como si Tarantino no la hubiera hecho y la resumiera: ‘Joder, tío, es una puta procesión de Semana Santa pero con imaginería pop del puto Hollywood de los sesenta, tío! Hasta el puto Bruce Lee se marca un par de escenas, tío! Y la música? Una nueva puta lista de reproducción del iPhone de Tarantino, tío! Y venga de escenas con música, una puta canción detrás de otra mientras un tío conduce su puto coche por el puto Hollywood! Y así todo el puto rato, tío!’ Aún así está entretenida, aunque se hace larga”.

Antes de pasar a los que detestan el tarantinismo, o al menos salieron escaldados de su novena película, una postura intermedia respecto del cine del estadounidense rebeldito: el doctor Pedro Siberia me dice sobre Érase una vez… que “la inmersión en la época y en el mundo del cine no tiene precio, los actores sobresalientes, la historia pelín autocomplaciente y falta de nervio”.


Los que no disfrutan con Tarantino
Creo que la críptica aseveración del librero Luis Domínguez puede servir para aproximarnos a quienes sufren (cinematográficamente hablando) cuando ven a Tarantino. Dice Luis: “Endogamia, amor a lo mismo, siempre le damos vueltas a los mismos actores y por supuesto la edad dorada de Los Ángeles. Alguien da más, lo mismo de siempre está servido”.

Una poeta, Almudena Guzmán, hace un poco lo que yo, no va a ir a verla, pero ella, además, escribe como si la hubiera visto. Se teme lo peor. Me dice esto: “Yo tampoco la he visto, pero por criticar a priori que no quede: mezcolanza de todos los géneros y referencias posibles, aderezados por cuanta más violencia mejor, para gustar a todo el mundo, pero completamente vacío de originalidad y de contenido. Uno de los grandes bluff del cine”. Habla de Tarantino.

Gaspar Marqués, el autor de Escribir ficción, telegrafía: “Diálogo interminable + sarta de hostias + diálogo insulso sobre hamburguesas + patadas en los huevos + diálogo sobre cuánto duelen dichas patadas +...tío”.

Otro escritor, Ricardo de la Fuente, sentencia a su vez: “Sobrevaloradísima. Cerca del sinsentido. Puro papanatismo tarantiniano”.

Más escritores aturdidos por el arte del cineasta estadounidense. Javier Cosnava escribe: “Dejé de ver películas de Tarantino. Tras sus tres primeras, culminando en la sobresaliente Jackie Brown, ha ido de mal en peor. Para mí, el peor director del mundo con medios y dinero para hacer películas con presupuesto decente. Seguro que hay un director en Surinam que es peor, pero entre los que tienen recursos, Tarantino el peor en activo sin duda. A años luz del siguiente en la escala razzie.”

Y ya
Claro, que, tal que apunta Ángel Aparicio Trujillo, “como siempre... Para gustos, colores”. Pero no se trataba de eso. Se trataba de darle color al gusto. De iluminar qué hay detrás del interés masivo y empresarial por el cine de un artista que juega al todo o nada.

Acabaré viendo Érase una vez en Hollywood. No tengo ninguna prisa, eso sí.


Comentarios

Entradas populares

Los textos incluidos en este blog son propiedad exclusiva de sus autores. Se permite su uso y reproducción, siempre y cuando se respete su integridad, se cite la fuente y su utilización no busque fines comerciales ni implique la obtención de ingresos económicos de cualquier tipo.