Uno lee libros por diversas razones, para asombrarse es una de ellas. Lo que siguen son asombros provocados por los libros que leo.
Dos mujeres (durante la
Guerra Civil española)
“Dos mujeres en el mismo país.
Iberia. La una es republicana e ingeniera, y trabaja en un liberatorio de
prostitución erigido por Federica Montseny; acude esta mañana a abortar al
hospital. Obtendrá un tratamiento moral y de derecho, constituido para defenderla
y ayudarla durante el proceso. La otra es franquista. Quiso estudiar, pero no
la dejaron. Está inscrita en la Sección Femenina falangista, donde le enseñan a
coser, a tundir mantas y, en definitiva, a ser una esposa fiel y una buena ama
de casa. Desciende la calle tapada de arriba abajo con tela negra y acude a
misa. Se santigua al ver a una mujer embarazada y no casada”.
David Uclés:
La península de las casas vacías (novela),
2024
Los vivos y los muertos
“Durante mi infancia viví tan rodeado
de vivos como de muertos. Si los vivos aparecían y desaparecían con el ritmo
del afecto, los muertos perduraban. Los vivos ofrecían inesperadas partes de sí
que podían enfriar nuestro apego, mientras que los muertos, en las fotos y en
las historias de mi madre, permanecían inalterables. Los muertos nos unían con
el pasado y representaban un ancla, no solo porque el pasado era más seguro que
el inestable presente sino, sobre todo –esa era la clave–, porque del mismo modo
que nuestro afecto por ellos sobrevivía a los cambios, se suponía que el suyo
por nosotros no conocía fronteras temporales y desde donde moraban nos cuidaban”.
Marcos Giralt Torrente:
Los ilusionistas, 2025
Los seres humanos
“La historia podía entenderse como
una concatenación de equívocos con consecuencias dramáticas”.
“Los seres humanos solo somos
fabricantes de basura”.·
Rebeca García Nieto:
El color y la herida (novela), 2025
[arte de Francesc Català-Roca]

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