Mi cumpleaños


En mi 53 cumpleaños

Cuántas veces antes de hoy fui feliz, cuántas supe que lo mejor no siempre es lo bueno, cuántas creí reconocer en una mirada todo lo que se necesita para que la vida sea lo que la vida es, cuántas estuve junto a la eternidad y cuántas veces sonreí a quienes me quisieron, cuántas veces he sido un aprendiz de brujo y cuántas un águila repleto de luz, cuántas abracé y me abrazaron, cuántas veces escuché una voz que me decía sé espléndido, disfruta y baila, cuántas tuve en la mano las monedas exactas para comprar un trocito del futuro acogedor, cuántas bebí agua de las fuentes, cuántas soñé mis sueños y soñé los sueños de quien me amaba, cuántas veces jugué y perdí y cuántas gané sin jugar y cuántas jugué y jugué y jugué hasta la extenuación infantil del aire azul de mi Madriz, cuántas veces canté una canción y cuántas leí en un libro la palabra amor, cuántas.


Voy a cumplir 54

cincuentaicuatro años

soy del 63

un beibibum de esos

un beibi crecidito ya

lleno de anomalías

e imperfecciones

respetuoso con lo respetable

y adorador de mis dioses

sigo en la brecha

sin hacerme daño

esa es mi máxima

loimportantesnohacersedaño

lo digo mucho

ahora lo que quiero es escribir

lo quise siempre

pero los otros me distrajeron

los otros escritores

gente maja y afanosa

alguno con mucho talento

todos inquietamente dispuestos

muchos de excelente excelencia

escribir yo mimeconmigo

escenificar el deseo y burlarme de la memoria

eso quiero que sea mi escribir

y quiero hacerlo mientras ellos crecen

mis hijos

mientras me miran de vez en cuando

y aprenden los trucos de la felicidad

quiero escribir mientras ella me mira

mientras ella me lee

mientras yo la escucho

y me sé liberado de la búsqueda de la dicha

mientras ella es tan ella que me olvido de escribir

voy a cumplir 54 años

no he podido hacerlo antes

cosas del tiempo

las cosas de la edad.

 

cincuentaycinco,

cumplo años, cincuentaycinco cumplo,

uno más,

y van… cincuentaycinco,

ya digo,

menos mal que mis poemas

no riman

nunca,

jamás de los jamases,

porque cumplo y lo repito

cincuentaycinco,

porque soy del 63, un beibibún

de esos,

de cuando en España reinaba Francisco I,

el caudillísimo,

muerto a mis doce años, doce,

y bien muerto,

aunque muchos no lo crean,

ni que fuera Elvis,

pero regresemos a mí,

porque yo he venido a hablar

de mis cincuentaycinco años,

los que cumplo este año

dosmildieciocho,

y me gustaría decirles a mis hijos

un par de cosas,

aprovechando esto que habría sido

un buen poema

si yo supiera escribirlos,

pero se lo digo igualmente,

seguid creciendo así,

que vais bien,

y yo que lo vea

y lo huela

y lo escuche

y lo bese,

y os bese,

gracias a los dos,

me lo habéis puesto

siempre muy fácil;

y para despedir mi anticipado regalo

de cumpleaños,

en estos mis inminentes

cincuentaycinco,

te digo a ti Marga,

si alguna vez pensé en tu amor

cuando tu amor por mí no existía

debí imaginar que esa respiración tuya

bastaría para que desde mis cincuentaycinco

pueda repetirte al oído, en tus labios,

oliéndote, cuánto te necesité

cuando tu amor por mí no existía

 

La Tierra Prometida a mis diecisiete años,

mis diecisiete,

todas aquellas últimas noches,

las de los días todavía sin extrañar,

entrañables, invencibles,

ahora únicamente nostalgia del futuro,

la fiereza tranquila de vivir

dentro de las canciones de Bruce Springsteen,

en su interior de madera y sudor,

de horizontes como toboganes,

en su interior de sonidos radiantes.

La Tierra Prometida a mis cincuenta y seis años,

mis cincuenta y seis años,

todas estas noches,

todavía suenan las canciones de Bruce Springsteen,

siguen siendo una juvenil pericia extática,

un engrasado ajuste de la realidad,

de sus oscuras motivaciones

y sus brillantes sendas hacia donde ya he llegado.

 

Años, uno tras otro, hasta sumar 58

tenía el pelo dorado

en las fotos y en la calle

mis ojos eran más azules aún

como ese mar de mis veranos

y ahora vuelvo a cumplir años

he ganado y he perdido

tuve y retuve y crecí

lloré cuando las penas

reí a menudo

a veces sin ton ni son

enamorado de la vida

jugué a todo y con todos

a las cartas y al fútbol

al escondite y al rescate

a ser un general y a morir

soy todavía un niño de barrio

un simple niño de barrio

un complejo adulto de barrio

soy un atardecer en mis calles

una madrugada de alcohol y música

soy canciones alegres

canciones tristes

soy el lector de renglones azules

el escritor de mi memoria

el editor de tus sueños

sigo aquí, al pie del cañón

víctima de mis anhelos

preso de lo que quiero seguir siendo

guardián de mi futuro

tenía el pelo dorado

en las fotos y en la calle

tenía unas monedas

las gasté en cromos

las usé para ser feliz

es abril y cumplo años

gané y perdí y volví a ganar

debería estar loco de contento

me conformo con estar

y contártelo

con ser emoción y alboroto

me basta con verte

 

 

Hoy cumplo 59 años, la edad de Ibáñez.

 

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