Hacer un libro es súper bonito. Luego no los compra ni Dios pero lo bueno es que yo no soy como esos editores que se cogen un berrinche porque su libro, después de pasar un mes de vacaciones tomando el aire fresco en alguna librería, vuelve al almacén del que salió para descansar allí eternamente. Como yo ya sé que eso va a pasar ni me sorprende ni me disgusta. Por eso me parece tan bonito hacer libros: porque no cojo mal cuerpo ni pienso que haya hecho mal en publicar ese del que se vendieron de milagro 125 ejemplares. Es un libro que me pareció precioso y que con su mera existencia hace que el planeta tierra sea un lugar más habitable . Por eso siento que es tan bonito ayudar a que nazca. Una vez vi un documental de una especie de rana o sapo africano –ahora no recuerdo bien– que podía estar enterrado años en el barro seco en un modo de vida latente casi cercano a la muerte esperando una tormenta. Cuando por fin llovía y caían los goterones mojando la tierra, el bicho se desperta...
Tengo siete libros publicados, también escribo mi segunda novela. Me gusta (mucho) Nacho Vegas, Jonathan Coe, Rodrigo Sorogoyen, MARGA y reírme. Dijeron que era un agitador cultural, pero lo que prefiero ver escrito sobre mí es eso, que soy un escritor. Ibáñez escribe.