Decía Jack Kerouac que la única gente que le interesaba era la gente que está loca, la gente que está loca por vivir. Eso se podía comprobar en On the road, su novela que pude leer cuando estudiaba Ciencias Políticas. El 18 de mayo de 1968 Raimon dio un concierto en nuestra facultad. Yo era uno de los cientos de estudiantes que estaba escuchándolo, cuando dos tipos de paisano me agarraron y me arrastraron hasta una furgoneta en la que había otro compañero ya esposado. Nos trasladaron a los calabozos de la Puerta del Sol y al día siguiente nos llevaron ante un juez militar. A mí me pusieron una multa, que pagó mi madre, porque mi padre ya había fallecido. Al salir a la calle me propuse largarme de España. Algo que pude hacer en 1970.
Llegué a París y estuve viviendo mi propia novela con unos californianos con los que podía hablar de Kerouac, de Allen Ginsberg y de Bob Dylan.
La radio había sido la culpable de
que me interesara por Dylan. Lo había escuchado en Vuelo 605, el
programa de Ángel Álvarez, un radiotelegrafista de Iberia que había
creado Caravana, un club musical al que me apunté y gracias al que conocí a
mucha gente, tipos “con pelo no muy normal”, como un tal Pedro Almodóvar,
que acababa de llegar a Madrid. Con esa pandilla íbamos a la Cervecería
Alemana, lugar de encuentro de hippies, melenudos, drogadictos y americanos que
iban camino de Ibiza y querían conocer el bar del que hablaba Hemingway en sus
viajes. Allí le presenté a Pedro a mi amigo Herminio Molero. Estuvieron desde
entonces los dos haciendo teatro, cine, pintura y música (Herminio crearía Radio
Futura) varios años mientras yo recorría el mundo al estilo Kerouac.
De todo ello hablo en mi libro Tu pelo no es muy normal, de mi estancia en París, de mis viajes a Holanda, Suecia, Inglaterra, California y Suiza. Sexo, drogas y rock & roll en París, Rotterdam, Estocolmo, Londres, San Francisco, Los Ángeles, Valencia (donde escribí mi primer libro, Bob Dylan), Ibiza y Formentera. Siempre en contacto con gente que estaba loca por vivir con un pelo que no era muy normal.
De regreso a Madrid en 1975, alquilé
un piso justo encima de un local donde ensayaban los Burning, empecé mi
programa de radio en Onda 2 y me di cuenta de que había mucha gente
joven loca por vivir. A esa gente la entrevistaba para Disco Express,
la llevaba a mi programa, la fotografiaba con ayuda de mi amigo Dj Floro:
algunas de aquellas fotos inéditas de esos recuerdos, de Alaska y los
Pegamoides, Nacha Pop, Paraíso, Zombies, Triana, Kiko Veneno, etcétera, las hemos publicado en este libro que ahora ve la luz gracias a
Sílex.
![]() |
Burning |
Comentarios
Publicar un comentario
Se eliminarán los comentarios maleducados o emitidos por personas con seudónimos que les oculten.