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José Luis Martín Ibáñez Gustavo Salas Garzo


El pasado sigue vivo. En él existen puertas que aún piden ser abiertas, puertas que llevan a cuartos donde hay alguien esperando un beso para despertar. Todos nos volvemos otros al envejecer. ¿Qué ocurre con todo eso que se olvida? ¿Dónde se queda?

Lo que ocurre es que…

El amor lo es todo. Lo buscamos en un mundo del que nada sabemos. Una vida sólo está vacía si falta el amor. Porque el amor es todo lo que tenemos. Una vida que no nos pertenece. Es un niño que juega.

No tenemos tiempo de aprender a vivir. La vida es guardar falsos tesoros en lugares que no existen. Las cosas hemos de comprenderlas con los ojos, nunca con el pensamiento.

Desear sólo lo que tienes, eso es la felicidad.

¿Por qué existe el sufrimiento, que está por todos los sitios? ¿De qué sirvieron todas aquellas lágrimas vertidas en el mundo si todo continúa igual?

¿Para qué vivimos? Todo esto para qué. ¿Por qué estamos en el mundo? ¿Para qué es el mundo? ¿Por qué es así? ¿Por qué existen las cosas de este mundo, para qué? Se necesita un corazón candoroso para contarlas. Escuchar, leer es esperar que se abra una grieta en la piedra.

La belleza es todo lo que está suelto y no puede ser retenido ni podemos hacerlo nuestro. La belleza no significa nada, carece de un porqué.

Morir es olvidarse de los que le han querido a uno.

[Eso me pasa por haber leído El cuarto de los sombreros]

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