José Ignacio Lapido: la ilusión inasible

El lado oscuro de las cosas. Formas de matar el tiempo, el alma dormida: llamadas anónimas; la vida, ese espejismo, qué mala (que) es. ¡Cuidado! No digas que no te avisé.

Lapido nos canta desde la Torre de la Vela, a mí y a otros como yo, la versión oficial.


En el cementerio de automóviles se lucha, con denuedo y sutil elegancia de rocanrol, a primera sangre. Pero con cartas en la manga.

Escenas de guerra: se escuchan algunos ladridos del perro mágico en medio de una jauría de más de cien lobos. El deseo de ser piel roja, perderme en la jungla.

En otro tiempo, en otro lugar, respiramos (todavía) debajo de las piedras y nuestras huellas acaban siendo el fantasma de la soledad en la hora de los lamentos.

Cuando el ángel decida volver tras la maniobra de resurrección llegaremos a todo lo que vendrá después, a la otra vida, la de las lágrimas en el paraíso del más allá.

Muy lejos de aquí brilla toda la luz de ciudades en llamas, sentimos aquellas tormentas imaginarias. Sigo esperando la lluvia en la antesala del dolor antes de que acabe el día.

Si pierdo el equilibrio ella está detrás de la puerta, al borde del abismo, con su corazón malherido. ¡Y yo que me creo un hombre con suerte! No hay minuto del día que no piense en ella.

En la calle, todo lo que quiero hacer es tocar un blues en el ángulo muerto esta noche por ti en la oscuridad.

Curados de espanto escuchamos música celestial en la calle del viento, es música para las penas, doce canciones sin piedad para el baile de la desesperación, una de ellas: la del espantapájaros.

Qué fue del siglo XX: la cartografía de (las) sombras y (los) sueños será el telón de fondo de un último concierto de 091.

 

            La vida sin nadie o la vida contigo.

            Y no hay nada más. No hay nada más.


 

“Jose Ignacio Lapido sabe muy bien transmitir en sus canciones. Está la mirada ácida del autor, que se parece mucho a su obra: es muy culto, lúcido, descreído, profundo y con un gran sentido del humor. En las canciones y en la vida real. Tiene esa parte poética. Se asocia las canciones de Lapido a la figura del perdedor. Cuando te pones a analizar lo que estás escuchando, esas canciones están llenas de grietas por donde se filtra la luz. Al final es un tío más positivo de lo que pueda parecer en un principio”.

Arancha Moreno

 

El músico español José Ignacio García Lapido firma sus discos como José Ignacio Lapido. Él consigue que siempre se filtre la luz. Y, como él, como tú, yo sigo en el laberinto.

Comentarios

  1. Bonito juego ... Lapido es el granaíno esencial, culto, algo malafollá y, en su caso, brillante en lo que hace. Un honor para la ciudad que sus pies aún la paseen. En lo que se refiere a su produccion, como en la calle del viento, todo esta un poco igual ultimamente ...

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