La langosta de Lanthimos


El mayor mérito de una película como Langosta es que su director convenciera a nadie de poner dinero, de poner su arte también, para rodar semejante guion (coescrito por su director, por cierto, y a punto de ganar un Oscar para el que en su momento estuvo nominado). Claro que también puede ser que esa distopía sobre el temor a morir solo no me haya llegado a mí en modo alguno tras ver las dos larguísimas horas de visionado de este film de 2015, y que otra vez la culpa sea mía.


The Lobster
, ese es su título original, es una película (que se alzó con el Premio del Jurado del Festival de Cannes aquel año 15) dirigida por el griego Yorgos Lanthimos, a quien le ayuda con el guion Efthymis Filippou, ese guion para mí imbécil. Sus dos principales intérpretes hacen lo que pueden y si no salvan el film al menos no hacen el ridículo y salen algo airosos, hablo de Colin Farrell y Rachel Weisz.

No quiero ensañarme con ella. Dejo a los profesionales que hablen:

"La comedia (pues eso es) se mantiene tersa y desconcertante cuando define las reglas (...) una vez explicadas las reglas, no hay nada más que hacer en la hora larga que aún debe soportar estoicamente el espectador".

Luis Martínez (El Mundo)

"Lanthimos y su obligación de ser el más retorcido y posmoderno convierte progresivamente la historia en una repetición de momentos sin la menor gracia, en un planificado y aburrido disparate".

Carlos Boyero (El País)

La favorita, del mismo director, tres años posterior a esta imposible Langosta, es mucho mejor película. Aunque eso no sea decir gran cosa.

Y he escrito esto sin hacer el chiste (ya sabes, la película Langosthimos).

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