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Las huríes de Kamel Daoud: horror argelino

La quinta novela del escritor argelino en lengua francesa Kamel Daoud se titula Houris. fue publicada en 2024, año en el que mereció el Premio Goncourt, y la tradujo espléndidamente a mi idioma Lydia Vázquez Jiménez un año después como Huríes.


No me extraña que el periodista Nicolas Demorand dijera en la radio pública francesa France Inter que se trata de “un texto indispensable sobre la violencia de los hombres contra las mujeres, sobre la memoria, sobre los estragos del islamismo en Argelia. Perturbador”.

Perturbador y, a su manera oscura y lúcida, también deslumbrante, de una belleza terrible y pertinaz, con los estragos de la Guerra Civil argelina de la década de 1990 como tenebroso telón de fondo. No en vano, Huríes está dedicado “a las víctimas olvidadas” de aquella guerra.

Huríes está esencialmente narrado por su protagonista, una mujer que se pregunta muy pronto si su cuerpo no es sino “un gran cuaderno lleno de secretos, escrito para que nadie pueda olvidar lo que pasó en Argelia durante diez años”. Una mujer que ha “vuelto de entre los muertos” y que es en sí misma “el libro que protege del olvido la verdadera historia de la verdadera guerra de Argelia”. Una mujer que vive en Orán, la ciudad que “está hecha para olvidar, no para recordar”. Una mujer de un país, Argelia, que no quiere a las mujeres, “o solo de noche”. Una mujer que cree “que el amor es lo que siempre nos faltará, nunca lo que encontramos en la vida”.

La Guerra Civil argelina de los años 90 del siglo pasado apenas parece haber dejado huellas, pero este libro es un doloroso grito para evidenciar “los nombres de los asesinos, sus apodos tomados de la época del Profeta, su rango y sus hechos de armas, sus palabras y sus disculpas cuando se arrepintieron y depusieron las armas hace unos años”, todo para que “esa guerra, de la que no subsiste nada, sea por fin enseñada, reconocida y respetada en sus muertes y sus duelos, como lo es la otra guerra, la guerra contra Francia”.

 

“Nadie en Argelia recuerda, ni se atreve a recordar, el día en que intentaron degollarme”.

 

Huríes es también un libro sobre la experiencia de ser mujer en un país como Argelia, donde “hay que tomarse las cosas con calma cuando se es mujer”, donde las mujeres siguen siendo esclavas, aunque “libres desde hace demasiado poco tiempo”, ya que “todo puede dar un vuelco, todo puede perderse al menor mus enseñado”, donde “un vestido de flores demasiado corto sentencia tu vida”.

 

“En este país nos quieren calladas y desnudas para el placer de los hombres en celo”.

 

La narradora y protagonista (que considera que no se trata de que ella crea o no en Dios, sino que lo que ocurre es que Él no cree en ella) se pregunta por qué Dios odia tanto a las mujeres:

 

“¿Qué hemos hecho para enfurecerlo así desde hace tres mil años? ¿Le hemos robado la maternidad del mundo, el poder de parir y amamantar? ¿Le hemos robado el corazón de los hombres?”

 

La mujer argelina pasa un infierno si no tiene un padre “que se oponga a los hombres”. La leemos a ella, a la mujer protagonista, que “el Edén es sin duda nuestra patria perdida, la de las mujeres”. Que por esa razón “los hombres están resentidos con nosotras”. Y que eso es lo que explica “el rencor masculino, los asesinatos, los velos, los escupitajos”, ya que “todo se reduce a una historia de envidia masculina”.

La prosa de Daoud es aquí de una cadencia más cercana a la poesía que a la prosa al uso, una poesía de melodía a menudo herida y siempre iluminada por lo celestialmente humano:

 

“Las gaviotas planean por el aire, acercándose burlonamente a los pea-tones. El mar se calienta, un aire suave se eleva desde el puerto con ruidos arcaicos. Imitan el rumor de la sangre en el oído, el de la noche cuando no consigues cerrar los ojos”.

 

Contar, lo leo en Huríes, es “nombrar la eternidad”. Contar, el oficio de Kamel Daoud.

No se sabe en Argelia qué hacer con las víctimas de la Guerra Civil (aquella guerra “desencadenada entre los militares recelosos y los barbudos de Dios” en los años noventa del siglo pasado): “se las deja estar, se espera a que se mueran”. Sí, es espantoso lo que leemos en Huríes. Lo es.


Y ahora, años después de aquel conflicto, tras la llamada Reconciliación, lo que ocurre es que “la historia no sale, se queda dentro, no tiene adónde ir, ya que la ley nos prohíbe hablar de la década negra”.

 

          “El porvenir, que es el pasado en nuestro país”.

 

Cuando escribo todo esto, en mayo de 2025, leo en la prensa que “Francia informa de que la Justicia argelina ha emitido dos órdenes de captura contra el escritor Kamel Daoud”, “acusado de robar la historia de Huríes a una paciente de su mujer psiquiatra”, aprovechándose él de su historial médico.

 

[…]

 

Este texto pertenece a mi artículo ‘La albórbola hurí de la novela de Daoud’, publicado el 15 de mayo de 2025 en Letras 21, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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