La canción I feel love “era el futuro, y soy de la opinión de que aún no hemos llegado a su altura”.
Donna Summer
era quien cantaba I feel love y ese elogio supremo es del periodista y
músico Bob Stanley (autor de un magnífico libro dedicado a la historia de la música popular
desde mediados del siglo XX hasta las primeras décadas del XXI).
Yo tenía catorce años cuando escuché aquella maravilla. Venía quedándome fascinado por la música que ella grababa desde que, en 1975, dos años antes, en la radio sonara aquel suculento y erótico trallazo que fue Love to love you baby (acompañada por canciones tan irresistibles como Need-a-man blues, Whispering waves o Pandora's Box).
Cuando en 1976, o así, escuché el glorioso A love
trilogy (con sus espléndidas joyas Try me, i know we can make it,
Prelude to love, Could it be magic, Wasted y Come
with me) no sabía que todavía faltaba por llegar, por llegarnos, por
llegarme, la perfección pop, electrónica y limpiamente funky, soulera y
marciana que sería y es y será I feel love.
Donna Summer entró a formar parte del Salón de la Fama del Rock and Roll en 2013, un año después de su muerte y treinta y seis tras la publicación en julio de 1977 de aquella genialidad que fue I feel love. La recibieron con estas palabras:
“Reina de la discoteca,
madre de la música dance moderna. La música dance no sería lo que es hoy sin la
cinco veces ganadora del Grammy, Donna Summer. Cuando Brian Eno la escuchó,
declaró: ‘He escuchado el sonido del futuro’. No se equivocaba”.
El productor y director artístico estadounidense Harry
Weinger, que escribiera las notas que aparecían en los encartes de la edición
de 1987 del disco de Donna Summer The dance collection (A compilation of
twelve inch singles), dijo de ella más tarde que “es la reina de la música
disco. Dentro de un género del que brotaron voces anónimas, Summer, que
falleció el 17 de mayo de 2012, fue prolífica, versátil y decidida. Empujando
los límites, simbolizó una época que su obra trascendió. Su influencia, desde
Madonna hasta Beyoncé, desde la invención del doce pulgadas hasta toda la
música dance, es inconmensurable. No fue una marioneta de los
productores: su asociación con el equipo de producción de Giorgio Moroder y
Pete Bellotte fue colaborativa, ya que fue coautora de ocho de sus catorce
singles de las listas de éxitos del pop. El noveno, Dim all the lights,
lo compuso ella sola”.
Siempre que puedo regreso a aquellos cinco álbumes de ensueño bailable y disfrutón que vieron la luz entre 1975 y 1977:
Love to love you baby, de 1975, arreglado y mezclado por Giorgio Moroder, producido por Pete Bellotte, y con Mack y Hans Menzel como ingenieros de sonido; A love trilogy, de 1976, producido por Giorgio Moroder y Pete Bellotte, arreglado por Moroder y Thor Baldursson, y Jürgen Koppers, Mack y Hans Menzel como ingenieros de sonido; Four seasons of love, también de 1976, también producido por Giorgio Moroder y Pete Bellotte, con Jürgen Koppers en la ingeniería sonora; I remember yesterday, de 1977, una vez más producido por Giorgio Moroder y Pete Bellotte, arreglado por Thor Baldursson, y mezclado por Jürgen Koppers, su ingeniero de sonido (el álbum que cerraba magistralmente I feel love); Once upon a time, del mismo año 77, producido por Giorgio Moroder y Pete Bellotte (cómo no), arreglado por Bob Esty y Moroder, mezclado por Jürgen Koppers, masterizado por Ted Jensen y Allen Zentz, y con Koppers como ingeniero.
Quedémonos con cuatro nombres, especialmente los dos
últimos: los alemanes Hans Menzel y Jürgen Koppers, el italiano Giorgio Moroder
y el británico Pete Bellotte. Donna Summer y Europa: de Boston a Múnich,
pasando por Nueva York.
Moroder, Bellotte y LaDonna Adrian Gaines, más conocida como Donna Summer, nos trajeron brevemente el futuro y nosotros no supimos qué hacer con él. Los tres compusieron I feel love (Bellotte escribió la simplísima y, como a menudo, eroticona letra). La idea era que en aquel I remember yesterday cada canción evocara décadas musicales diferentes, de manera que la que cerraba la cara B lo que reviviera fuera… el futuro. Para I feel love bastó el sintetizador Moog modular del músico alemán Eberhard Schoener, sincronizado por el ingeniero de sonido, también alemán, Robby Wedel, y tocado finalmente por Moroder. Sólo el bombo de la batería de Keith Forsey y la voz de Donna Summer sonaban sin ser propiamente una máquina.
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