Cuidar la dignidad: Gustavo Rodríguez escribe Cien cuyes
La decimoprimera novela del escritor peruano Gustavo Rodríguez se titula Cien cuyes, fue publicada en 2023, tras ser la ganadora del Premio Alfaguara de Novela, y es excelente.
A su protagonista, la cuidadora de ancianos Eufrasia Vela, sabedora de que
en ocasiones se pasea para ir a uno de sus trabajos por el barrio limeño donde
había vivido el mismísimo Mario Vargas Llosa, le gustaba “sentir que recorría
un territorio destinado al papel, ser el personaje secundario de una obra
escrita por alguien enorme, poderoso, como diosito”. Aquí, el diosito es
Gustavo Rodríguez. Vaya que sí.
Cien cuyes es una novela tragicómica, situada en la Lima de hoy, que refleja uno de los grandes conflictos de nuestro tiempo: somos sociedades cada vez más longevas y cada vez más hostiles con la gente mayor. Paradoja que Gustavo Rodríguez aborda con destreza y humor.
“Todo ser que ha nacido
lleva consigo la muerte”.
Porque quizás haya que decir que la verdadera protagonista de la novela
es la vejez, la vejez y su decidido recorrido hacia la muerte y hacia el
olvido de la vida humana tal y como merece ser vivida. Cuando los cuerpos están
“muy deteriorados”, pero las mentes están todavía “afinadas”. Cuando “la
felicidad consiste en que nada te duela demasiado”. (La felicidad, eso que
habitualmente, cuando el deterioro no es significativo, es lo que “hoy das por
descontado”.) Cuando los cuerpos están consumidos, o consumiéndose, cuando lo
habitual es “el acto de abandonarse”. Cuando se conserva “cierta lucidez”, pero
se está atrapado “dentro de tu propia piel”. Cuando solamente esperas “que el
tiempo acabe con tu agonía”. Porque quizás envejecer es saber que “cada porción
de tiempo por afrontar se convierte en una fracción cada vez menor del olvido”.
Un libro conmovedor cuyos protagonistas cuidan, son
cuidados y defienden la dignidad hasta sus últimas consecuencias.
“Cuando
somos jóvenes, todos sabemos que nos vamos a morir, pero se trata de un saber
intelectual. Todos sabemos que hay estrellas más grandes que el sol y que eso
es irrefutable, pero saberlo no nos afecta. Porque no las vemos. Porque no nos
absorben con su masa. Porque no nos queman de cerca”.
Uno de los
personajes de la novela de Rodríguez, uno de sus ancianos coprotagonistas —que
ya saben que a su edad “la muerte es una estrella que ya quema”—, el capitán de
navío retirado Giacomo Sanguinetti, sentencia que “la vida es un partido de
fútbol: no importa cómo empieza, sino cómo termina”.
Cien cuyes nos recuerda con el conmovedor arte
de la mejor literatura que “las carambolas que trama el universo con los
mortales son inescrutables al inicio de la jugada, pero siempre evidentes en
retrospectiva”; también que el ser humano vino al mundo “a descubrir
horizontes, a surcar mares, a inspirar al prójimo, a deslumbrarnos con lo
nuevo, a amar con locura, a bailar con todo el cuerpo, a tener sexo, a
reproducirnos, a criar cachorros humanos...”, el tipo de cosas que ya les son
ajenas a algunos de sus personajes principales y que solamente pueden revivir a
través de las omnipresentes películas que pueblan el libro o al “tratar de
recordarlas” en sus tertulias.
“Porque cuando una mente
muere, también muere un mundo en el universo”.
Las cursivas de este artículo pertenecen al acta del jurado del XXVI Premio Alfaguara de Novela, presidido por la escritora argentina Claudia Piñeiro y compuesto por el periodista español Javier Rodríguez Marcos, la editora y traductora argentina Carolina Orloff, el librero español Rafael Arias García, el escritor y periodista español Juan Tallón y la directora editorial de Alfaguara, la colombiana Pilar Reyes.
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