Sufjan Stevens presenta…


Yo tenía ya cuarenta años la primera vez que escuché a Sufjan Stevens, él veinticuatro: aquel disco era el tercer elepé suyo, se titulaba Michigan, de donde es Sufjan, nacido en Detroit pero crecido en la pequeña Petoskey. Era el año 2003. Siete años más tarde quedé embelesado con una de sus canciones, una de sus más complejas canciones, duraba (y dura) casi veintiséis minutos, se llamaba (se llama) Impossible soul y cerraba su sexto álbum, The Age of Adz. Entre Michigan y The Age of Adz, el músico estadounidense (multiinstrumentista, cantante y compositor, un todo terreno a menudo inclasificable, siempre emocionante) había grabado dos elepés, uno de ellos, su primera obra maestra: Illinois, de 2015. Su segundo (y último) disco para un proyecto que acabó resultando ser una broma suya, un “truco promocional”, con el que pretendía registrar un álbum por cada estado de su país. Curiosamente, ni Michigan, ni Illinois (esos son sus nombres oficiales) tenían esos nombres en sus portadas. En ellas aparecía Sufjan Stevens presents… Greetings from Michigan: The Great Lake State y Sufjan Stevens invites you to: come on feel the Illinoise, respectivamente.

Los otros dos elepés de Stevens (“uno de los músicos más talentosos de este siglo” para el periodista musical e historiador español Javier de Diego Romero), habitualmente considerados no ya solamente los mejores de su discografía, junto a Illinois, sino sus otras dos obras maestras (monumentos de la música pop del siglo XXI) son Carrie & Lowell, de 2015, y Javelin, de 2023, dedicado este último a su pareja, Evans Richardson, que falleció en abril de ese año: "La luz de mi vida, mi querido compañero y mejor amigo".

Uno de los especialistas que mantiene que estos tres discos son prodigiosos es el periodista musical español Fernando Neira (“los trabajos de Sufjan Stevens, hombre prolífico y a veces inabarcable, siempre son apasionantes”), para quien Javelin sería “la culminación de un triángulo equilátero para la historia de la música popular en este primer cuarto del siglo XXI que ya contaba en sus otros vértices con las dos obras magnas e irrefutables de este hechicero de la emoción a borbotones: Illinois (2005) y Carrie & Lowell, justo una década más tarde”.

Otro periodista musical español, Sergio Ariza Lázaro, también defensor de la categoría cimera de esos tres discos, escribió para la web Diario Crítico un interesantísimo artículo titulado ‘Las 20 mejores canciones de Sufjan Stevens’, encabezadas por Chicago, una de las que suenan en “su gran obra maestra” (él la destaca por encima de las otras dos), Illinois: “una canción que te conmueve hasta las lágrimas pero, a la vez, logra que te sientas mejor. (Indie) Pop barroco y estribillos eufóricos, toda una combinación ganadora”. La primera canción de esa lista perteneciente a Javelin es Will anybody ever love me (no me extraña): “una canción que ejemplifica a la perfección el maravilloso elepé que la contiene, comenzando con su parte más folk y desnuda, retrotrayendo a Carrie & Lowell, para luego ir aumentando el sonido capa a capa, los coros celestiales de Illinois, toques de electrónica como en The Age of Adz y todo ello redondeado con una melodía tan redonda y bonita como es humanamente posible”.

Si hay una canción de Illinois que me encandile sobre las demás, que ya es decir, esa es la inquietante They are night zombies!! they are neighbors!! (no incluida en la lista de Ariza Lázaro). Leí a la escritora estadounidense Jennifer Bell que en ella (‘¡¡Son zombis nocturnos!! ¡¡Son vecinos!!’) lo que hace Sufjan es profundizar “en las complejidades de las relaciones humanas” y dibujar nuestra “lucha por encontrar significado en medio del caos de la vida moderna”. Explora el artista la búsqueda de un cierto sentido de pertenencia para salir del aislamiento, de la alienación: mientras los zombis nocturnos “actúan como una metáfora de las personas que han perdido el contacto con su propia humanidad y viven sus vidas de forma robótica”, los vecinos, por su parte, “representan individuos que habitan muy cerca los unos de los otros pero permaneciendo desconectados”. Lo que transmite la canción es “la necesidad de empatía y comprensión” que permita saltar por encima de nuestro mundo de débiles interacciones superficiales. De soledad.


Sobre la sensibilidad melódica de Stevens ha escrito el también periodista musical español Carlos Pérez de Ziriza que “apenas admite parangón hoy día” y es incluso “merecedora de figurar en el Olimpo de Elliott Smith”. Porque el creador de Impossible soul es no solamente “un producto genuino del siglo XXI” sino “uno de los más descollantes”. De Carrie & Lowell Pérez de Ziriza destacó que es asombroso cómo su autor es capaz “de extraer tanta belleza a las miserias del pasado”, convertir lo sórdido en algo delicado, iluminar con esperanza lo que en manos de otros habrían sido meros lamentos apesadumbrados.

 

Los diez elepés de Sufjan Stevens, firmados por él en solitario, son hasta la fecha (finales de 2023) los siguientes (también ha grabado distintos epés: seguir todas su grabaciones es agotador, es un artista, ya lo dijo Neira, “a menudo inabarcable”; para mí inabarcable, sin más):

 

A sun came (1999)

Enjoy your rabbit (2001)

Michigan (2003)

Seven swans (2004)

Illinois (2005)

The Age of Adz (2010)

Carrie & Lowell (2015)

The Ascension (2020)

Convocations (2021)

Javelin (2023)

 

Excepto su cuarto álbum, Seven swans, registrado en Familyre Records, todos los discos firmados exclusivamente por él han sido grabados en Asthmatic Kitty, el sello discográfico que fundó en 1999 junto a otros músicos, entre ellos su padrastro (Lowell Brams, él es el Lowell de Carrie & Lowell, Carrie es su madre), en la ciudad de Holland, también en Míchigan.

Sufjan Stevens suele grabar además álbumes (alejados por completo de la estética más propia del amplísimo mundo del pop) en colaboración con otros autores con los que comparte la titularidad creativa, como su propio padrastro, Bryce Dessner (de The National, grupo en algunos de cuyos discos Stevens ha participado), Nico Muhly, James McAlister, Timo Andres (con él en dos ocasiones, en 2019 y en 2023), Angelo De Augustine o Conor Hanick. También ha participado haciendo versiones en varios discos de homenaje a artistas musicales como Bob Dylan (para la extraordinaria banda sonora musical el film I’m not there), Joni Mitchel, Tim Buckley, John Fahey o The Beatles (un irreconocible What goes on para This bird has flown – A 40th anniversary tribute to The Beatles' Rubber soul).

 

De la letra de Impossible soul, mi canción favorita suya (que tampoco considera en su lista Ariza Lázaro), me quedo con esto:

Mi amada, tú eres la amante de mi alma imposible.

Baja y da lo mejor de ti.

No podría ser mucho mejor: ¿quieres bailar?

Podemos hacer mucho más juntos

(conseguir una vida, conseguir una vida, conseguir una vida, conseguir una vida),

no es tan imposible,

no es tan imposible,

no es tan imposible,

no es tan imposible,

¿Es posible, es posible?

En la vida equivocada todo es casualidad.

En la vida correcta… es un milagro.

¿Quieres bailar?

(Mejor conseguir un amor, conseguir un amor, conseguir un amor, conseguir un amor),

no es tan imposible.

Podemos hacer mucho más juntos (No es tan imposible).

Nunca quise causarte dolor.

Nunca quise guiarte.

¿Pensaste que te amaría para siempre?



 

El 20 de septiembre de 2023, dos semanas antes de la publicación de su elepé Javalin, Sufjan Stevens publicó en su perfil de Facebook un alarmante estado que disculpaba su incapacidad para promocionarlo públicamente debido a su ingreso en un hospital:

 


“El mes pasado me desperté una mañana y no podía andar. Tenía las manos, los brazos y las piernas entumecidos y me hormigueaban, y no tenía fuerza, sensibilidad ni movilidad. Mi hermano me llevó a urgencias y, tras una serie de pruebas (resonancias magnéticas, electromiogramas, gammagrafías, radiografías, punciones lumbares, ecocardiogramas, etc.), los neurólogos me diagnosticaron un trastorno autoinmunitario llamado síndrome de Guillain-Barré. Por suerte, existe un tratamiento: me administran infusiones de inmunoglobulina durante cinco días y rezan para que la enfermedad no se extienda a los pulmones, el corazón y el cerebro. Da mucho miedo, pero funciona. Pasé cerca de dos semanas atrapado en una cama, mientras mis médicos hacían todo lo posible por mantenerme con vida y estabilizar mi estado. Les debo la vida”.

 

Trasladado el 8 de septiembre a rehabilitación de agudos, “donde ahora estoy recibiendo fisioterapia intensiva, terapia ocupacional, fortalecimiento, etc. para poner mi cuerpo en forma y aprender a andar de nuevo. Es un proceso lento, pero dicen que me recuperaré, sólo que lleva mucho tiempo, paciencia y trabajo duro. La mayoría de los enfermos con síndrome de Guillain-Barré aprenden a andar solos en un año, así que tengo esperanzas. Sólo estoy en mi segunda semana de rehabilitación, pero va muy bien y estoy trabajando muy duro para volver a caminar”.

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