El asesino de Fincher no da en el blanco

La película El asesino (The killer), estrenada en 2023, de dos horas de duración, es el decimosegundo largometraje dirigido por el estadounidense David Fincher y ha sido escrita por Andrew Kevin Walker, adaptando el cómic (novela gráfica) francés de Alexis Nolent (conocido como Matz, autor del guion) y el ilustrador Luc Jacamon llamado El asesino (en el original, Le tueur), que comenzó a publicarse en 1998.

Protagonizada por Michael Fassbender, con música de Trent Reznor y Atticus Ross y la fotografía a cargo de Erik Messerschmidt, El asesino es un thriller que carece de cualquier interés que no sea ver eso que se llama cine bien hecho, que en muchas ocasiones, esta por ejemplo, no sirve sino para llenar ciento veinte minutos de la vida de alguien que no tenga nada mejor que hacer sino presenciar un film inane, sin sustancia, absolutamente simplón, sin nada más allá de la propia narración cinematográfica de una violencia profesional sin relato, meramente visual, llena eso sí de los pensamientos de un protagonista de esos que son muy listos pero absolutamente imbéciles. Algo esto último que borda Fassbender, todo hay que decirlo. Hablo de arte interpretativo, que conste. La gran pelea (casi final) está rodada de categoría, eso sí.

Lo que no quita para que los profesionales de la crítica cinematográfica hayan visto en la peli “dos horas de adrenalina, psicología y angustia: ha vuelto David Fincher” (Tommaso Koch en El País, quien añade: “todo magnético”); o que “Fincher eleva la ética de matar a la categoría de magistral axioma”, reconstruyendo “el género de venganza con la fiebre y precisión de una bomba de relojería” (Luis Martínez en El Mundo); también que es “impecable” (Javier Zurro en eldiario.es) o “magnífica” y “apasionante, gracias a la variedad y el toque de distinción de los que el director dota cada una de las sucesivas escenas de crímenes, la deslumbrante claridad con la que narra y su perfecto sentido del ritmo” (Nando Salvá, en El Periódico). Mira, eso del ritmo lo confirmo, pues para mí, más en la línea de lo que escribiera Carlos Boyero para El País, “tiene una factura y un ritmo impecables, pero estoy deseando todo el rato que me apasione. Y eso no ocurre”. No, “no consigue dar en el blanco”, como bromea Marlow Stern en Rolling Stone.