Alguien que cuide de mí y Pedro Mari Sánchez


He visto una comedia dramática cinematográfica española estrenada en 2023 sobre la que leo a algunos críticos cinematográficos que lo que hace es equivocar el tono, malgastar las interpretaciones, confundir las claves del melodrama, parecerse a “una parodia del cine de Pedro Almodóvar”; pese a fortalecer el poder de la palabra, sobreexplicarlo todo, “cuidar más la palabra que la imagen”; contener demasiadas tensiones resueltas con “interpretaciones desequilibradas y parlamentos grandilocuentes”, dilapidar “los buenos momentos, que los tiene, a causa de los malos, que hacen olvidar el resto”; desequilibrarse en todos los terrenos, teatralizar las actuaciones sin conseguir que ello funcione, mostrar un trabajo de cámara que “resulta difícilmente descifrable”. Esos críticos son, respectivamente, Luis Martínez, Carlos Marañón, Salvador Llopart y Enric Albero.


Estoy muy de acuerdo con esas reflexiones, y un poco menos con análisis del tipo de que esa película, Alguien que cuide de mí es su título, lo digo ya, “tiene muchísimas cosas, ingredientes y cualidades dignas de elogio que no deberían pasar desapercibidas” o que “hace algo muy difícil, o muchas cosas muy difíciles a la vez, es comercial, es divertida, es dramática sin cargar las tintas y une el discurso social y familiar con el artístico” de una forma singular; como mantuvieron Oti Rodríguez Marchante y Jose A. Cano.

Alguien que cuide de mí dura cien minutos y fue dirigida y escrita por la argentina Daniela Féjerman (es el sexto largometraje que dirige) y la española Elvira Lindo (que debuta en esa faceta) siguiendo una historia ideada por la escritora Lindo, autora de sensacionales novelas como Algo más inesperado que la muerte, Una palabra tuya, Lo que me queda por vivir, A corazón abierto y En la boca del lobo. En algunos momentos pareciera que el film hubiera sido rodado con la principal motivación de reivindicar la calidad interpretativa de un actor español casi olvidado, Pedro Mari Sánchez, que la sobrevuela con una interpretación por momentos memorable, muy bien acompañado por Emma Suárez aunque no tanto por una insuficiente Aura Garrido o una excesiva Magüi Mira.

Esperaba muchísimo de esta incursión detrás de la cámara de la gran Elvira Lindo, que ya había escrito guiones cinematográficos, como el de la impecable La primera noche de mi vida, dirigida en 1998 por Miguel Albaladejo (autor con ella de ese guion).

Me quedo con esta Alguien que cuide de mí, la canción de Christina Rosenvinge (que no suena en la película):

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