26 de julio de 1993. Se ahoga heroicamente Jesús Castro

El libro del ilustre periodista deportivo español Alfredo Relaño titulado 366 historias del fútbol mundial que deberías conocer fue publicado por vez primera en 2010 y reeditado y (muy) actualizado doce años después. Uno de los hitos indispensables (sentimentalmente españoles) de la historia del fútbol que Relaño recoge en su libro es este.


Jesús Castro fue portero del Sporting de Gijón durante 17 temporadas en las que disputó un total de 465 partidos oficiales, lo que constituyó en el momento de su retirada, en 1985, el récord en la historia del club gijonés, superado después por muy pocos jugadores.
Fue uno de los miembros del mejor periodo del Sporting, al que había llegado con 16 años, cuando el club estaba todavía en Segunda División: debutó en 1968 con esa edad. Pronto llegaría su hermano Enrique, Enrique Castro, conocido como Quini, uno de los mejores y mayores goleadores de la historia de España. Jugaron juntos en el club 12 temporadas. El portero, Jesús, fue “apodado Maizón por su planta espigada coronada por un fuerte y rizado pelo pelirrojo”. Junto con Quini, el Sporting subió a Primera División “con un equipo inolvidable y luego hizo grandes temporadas en la categoría, en una de las cuales estuvo a punto de ganar la Liga”. Jesús Castro se retiró a los 33 años “a causa de una hernia discal de la que tuvo que operarse no quedó todo lo bien que hubiera esperado y no pudo jugar más a buen nivel. Optó por retirarse y planteó un pleito por invalidez permanente que ganó con la ayuda de su ex compañero de equipo Herrero II, abogado”. 


En el verano de 1993, “una noticia de tristísimo impacto se coló inesperadamente los telediarios: Jesús Castro se había ahogado. Los detalles confirman su bonhomía ese carácter de buena persona por el que siempre se le había conocido y que hizo del último minuto de su vida un acto heroico”. Estaba en la playa cántabra de Pechón con su familia “cuando vio que un niño inglés se hallaba en riesgo grave de ahogarse, agitándose desesperado en el agua. Jesús se lanzó a rescatarle y lo logró, pero quedó agotado y acabó ahogándose él mismo, mientras otros completaban la tarea de sacar al niño”. A su entierro asistieron 6.000 personas. “El viejo luchador de la portería había muerto como un héroe”.

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