Escribiría una canción para ti, pero me falta la música:
no la encuentro, espera…
tal vez esté llegando.
No,
ha pasado de largo
[qué dolor cuando algo que esperabas
pasa de largo:
es un bienvenidomistermarshalianismo
desquiciante].
La escribiría sí, pero la letra se me
está resbalando:
de hecho, no sé ni quién eres y eso no
ayuda,
pero sí, la escribiría,
tendría la palabra silencio
y olería a carmín y a hierba recién
segada,
sonarían mares y distancia,
su ritmo iría de aquí para allá, como
resbalándose,
en ese suave balanceo de lo insinuante.
Escribiría una canción para ti,
en cuanto que sepa quién eres, aunque
ya lo sé:
también sé que la canción tendría un
estribillo atmosférico
de esos que envuelven y ensimisman y
disparatan,
todo a la vez,
un estribillo salvaje en su delicadeza
de ojos cerrados,
tendría la canción mucho viento,
mucho vendaval y mucha calma, todo
ensamblado,
y sería una delicia escucharla,
contemplarte a ti escuchándola,
tarareándola en la noche de los
visillos bailando,
tendría además las palabras que tú ya
hubieras elegido.
Escribiría una canción para ti
Una canción para ti
que tenga sus propios zapatos de baile
sus hombros desnudos
y su cintura engarzada
Una canción para ti
con todos los desgarros y todas las curvas
espléndida en su estribillo
espléndida en su balanceo
Una canción para ti
delicada en su esplendor de cometa
que sea una canción de amor
una arrebatadora canción de amor
Quiero escribir una canción para ella
que tenga el sosiego de la desesperación, que sea fuego en el agua. Quiero
escribir una canción de las que uno se emociona cuando las canta a pleno
pulmón. De las que se cantan como un susurro. Una canción para ti.
Escribiré una canción para ti donde escuches el sonido de mis latidos,
una canción hecha de agua, silencios y tú, música en el pleno
sentido de la palabra,
excitante y poderosa, tenue, vibrante,
una canción suave, de dulce ritmo enamorado,
la escribiré como se juega a un juego infantil, atento,
disfrazado de presente,
la escribiré en el tiempo, sobre la geometría de los días
turbulentos,
sobre el ritmo de las palabras de tus labios y los míos,
una canción para ti,
una canción que suene como la verdad,
de una ternura indestructible,
una canción más grande que el sentimiento
donde vivo desde que te besé la primera vez.
[arte de Jesús Zamarrón]
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