Los viernes tienen tal condición natural de estrellas que es escuchar su ese final y me reconozco afortunado y pletórico.
Viernes como un
viernes sabio, respetuoso, honesto, festivo, ensoñadoramente humano.
Vienes a mí hoy
viernes
como vienes en el vals
vienés
que de Lorca llegó a
Cohen
pasando por mi corazón
y por el tuyo
que es de plata y
sangre:
te ciernes a mí hoy
viernes
a mis piernas
y a mi esternón de luz
cantando la letra de
un baile
y llorando de dicha
como tú sabes saberme.
Vienes a mí cada
viernes
para ser un poema vivo
para ser la plenitud
del tiempo
Acude el viernes sereno
en su explosión vitalista;
te estábamos
esperando,
le decimos,
sabíamos que tenderías
toda la ropa al sol y
nos regalarías una
única nube
por si bebiéramos
demasiado;
y esta vez ella y yo
queremos decirte algo
antes de que te
extingas,
avefenixeico,
razonablemente,
en tu enamorado
sábado:
gracias por
concedernos
esos miles de segundos
que guardan en su
interior
de instantes de plata
ese bien indispensable
al que podemos llamar
con propiedad AMOR.
Era un viernes prosaico lleno de la poesía del mal,
lleno de la poesía del bien,
un viernes teatral, dramáticamente cómico,
verborreico y omicronero,
europeo pero no tanto, español y mucho español.
Era un viernes de los de antes, un viernes me llamo
viernes,
madrileño y obediente,
limpio, de cielo espléndido y sol como las diosas
mandan.
Era este viernes que será no más nada, ¿y ahora qué?
Y ahora el viernes sigue aquí,
me mira elocuente, dicharachero y supletorio…
Me gustaría decirle a este viernes de hoy viernes,
a este viernes de enero, a este viernes de cuando
el Tercer Año de la Gran Pandemia,
algo memorable, no poético,
memorable:
recuerdo aquel viernes en que creía haberte escrito
unos versos, y tú me dijiste que para versos los versos
que acaban con la palabra viernes, y no los tuyos.
Viernes.
Viernes, estoy enamorado… cantan los Cure y es jueves. Pero sí, estoy enamorado y cuando es viernes todo se duplica en mi alma, ese mismo amor y tu sonrisa y tu certeza.
Viernes, estoy
enamorado… Cuando duermes y yo salgo de nuestro ámbito para mis quehaceres te
respiro unos instantes antes de irme y me doy a mí mismo las gracias por haber
sido capaz de enamorarte. Buenos días, me gusta recordarlo.
Amo recordárnoslo. Viernes,
estoy enamorado…
Viernes es el verso
más hermoso,
es una canción de
cuando se es joven,
viernes huele a
pradera y a ropa limpia,
es un hoy completo, un
hoy de estuario,
viernes es dejar al
océano boquiabierto.
Viernes somos MARGA y
yo.
Ese baile que es cada viernes. Ese hoy que se nos escapará después de vivirlo como un regalo. Ese milagro donde somos milagro.
Comentarios
Publicar un comentario
Se eliminarán los comentarios maleducados o emitidos por personas con seudónimos que les oculten.