La película Mediterráneo y la grandeza del cine necesario


¿Para qué sirve el cine? ¿Existen los héroes? Me hago estas dos preguntas después de haber contemplado una buena película que vale más por lo que es que por lo que quiere ser. Y me explico.

La película española de 2021 Mediterráneo es un alegato conmovedor de actitudes humanas relevantes, decisivas, pero no suficientes, ante una inmensa tragedia y quiere ser una obra de arte cinematográfico pero se queda en ser lo que ya he dicho: una buena película. Porque el cine también sirve para aleccionarnos, advertirnos, motivarnos ante la cruda realidad. Y en eso el film dirigido por Marcel Barrena, de algo menos de dos horas de duración, es imbatible. Es, si se me permite un tonto juego de palabras, un aviso para navegantes. Mejor dicho, para las opulentas sociedades occidentales, acomodadas y a menudo ignorantes de la desgracia de buena parte del mundo.

El guion de Mediterráneo ha sido escrito por Danielle Schleif, que adapta al lenguaje cinematográfico la historia creada entre el propio Barrena y el personaje que protagoniza el largometraje, Òscar Camps Gausachs, el socorrista, empresario y activista español, fundador y director de la ONG Proactiva Open Arms.

Con la música de Arnau Bataller, la medidísima fotografía de Kiko de la Rica y un reparto encabezado por los siempre solventes Eduard Fernández y Anna Castillo, muy bien secundados por Dani Rovira, Sergi López y la actriz griega Yiota Festa (mi gran descubrimiento actoral del film) y la actriz irano-alemana Melika Foroutan, Barrena compone una obra cinematográfica de primer nivel cuya importancia radica, esencialmente, en su utilidad social y su altísimo valor moral, muy por encima de su construcción de un entramado cinematográfico de ficción.


No es de extrañar que Mediterráneo tenga siete nominaciones a los Premios Goya que están por fallar en unos días, entre ellas a la Mejor película, al Mejor director y al Mejor actor protagonista (Fernández).

Sí, yo también creo, como Federico Marín Bellón (ABC) que "es una buena película”, también “un relato emocionante que no abusa de los golpes bajos y apenas desfallece un instante”, y que su historia “tiene garra desde el principio y llega a la orilla con fuerza”. También estoy con Javier Ocaña (El País) cuando escribe que ese contar el nacimiento de Open Arms encierra una virtud, que la película “acabe haciéndose fuerte en un tablero mucho más reducido, el de sus pequeñas historias”. Fuerte, pero no demasiado, que conste. Claro que Mediterráneo es la "crónica de una toma de conciencia y descubrimiento ético”, tienes toda la razón, Quim Casas (crítico cinematográfico de El Periódico).

Y acabo con estas frases de Toni Vall (Cinemanía) sobre el film de Barrena:

 

"El relato es hábil, engancha, la imagen es impecable, muy sólida. (...) No te escamotea nada, emociona no a modo de estrategia sino porque es imprescindible en esta película trabajar la emoción”. 

Comentarios

Entradas populares

Los textos incluidos en este blog son propiedad exclusiva de sus autores. Se permite su uso y reproducción, siempre y cuando se respete su integridad, se cite la fuente y su utilización no busque fines comerciales ni implique la obtención de ingresos económicos de cualquier tipo.