La mala educación


José Carlos Carmona Sarmiento es muchas cosas. Firma desde 2020 como José Carlos Carmona (sin su segundo apellido) unas jugosas columnas en El Correo de Andalucía, y además es profesor del Área de Música de la Universidad de Sevilla, director de la Orquesta Sinfónica Hispalense y del Coro de la misma universidad y es autor no solo del libro Criterios de interpretación musical, sino también de otros con cierto éxito publicados por Planeta. Es, asimismo, profesor de futuros profesores.

Yo le he conocido a raíz de su artículo ‘¿Quién es responsable de la mala educación?’ (El Correo de Andalucía, 19 de octubre de 2021)

No quiero escribir sobre Carmona, quiero centrarme en lo que él ha escrito sobre la educación: sobre la mala educación que asuela España, a lo que parece. Entendiendo por mala educación un sistema educativo flojete, inútil. Malo.

 

“Si le atrae el titular de este artículo es que es de esas personas a las que le gusta las cosas claras, las respuestas concretas, la aplicación de soluciones. Pues a lo peor eso no existe, al menos en lo que respecta a las soluciones al problema educativo actual.”

 

Así empieza su texto el músico, profesor y opinador Cardona. Y así lo acaba:

 

“O sea, que si es usted de esas personas a las que le gusta las cosas claras, las respuestas concretas, la aplicación de soluciones, que sepa que la educación no es de esas cosas”.

 

Veamos a quiénes culpa de esa mala educación el director y profesor Carmona.

Hay profesores que lo que hacen es señalar a los padres y las madres. ¿De qué? “De no dar ejemplo, de no marcar unas pautas claras de comportamiento, de ser demasiado permisivos, etc.” Carmona los disculpa, a los padres y a las madres, porque considera que no pueden estar preparados para este asunto, ni su propia situación laboral y de escaso tiempo libre se lo permite. Que carecen de tiempo para una correcta dedicación y una atención de calidad.

 

“En resumen: los niños están solos y los padres hacen lo que pueden”.

 

Claro que también ocurre que… “los padres, por su parte, culpabilizan a los profesores”. Carmona nos avisa: “ser profesor es muy difícil, incluso teniendo preparación”. Los profesores y profesoras son gente normal, “sin efectos especiales”, gente que, frente a lo que suelen degustar en su ocio los alumnos y las alumnas, sólo cuentan para atraer su atención con “otras historias escritas por los no buenos guionistas de la historia o las ciencias. Difícil tarea”. Ahí puedo decirle algo a Carmona: no sólo cuentan los profesores consigo mismos, cada vez hay más recursos que sustituyen su mera presencia de pretendidos sabios por elementos dinámicos capaces de mantener alerta a cualquiera que haya sido medianamente motivado. Sigo.

 

“Todos deberíamos preguntarnos hoy: ¿Quién se dedica a la educación? En general -y se lo digo con el conocimiento que da ser profesor de futuros profesores-, los que tienen vocación de ser funcionarios. Jóvenes que buscan un refugio profesional donde trabajar sólo por las mañanas y tener muchas vacaciones”.

 

Cuando a los que trabajan como profesores no les gusta su trabajo (algo habitual), lo que hacen es trabajar “sin ilusión”, de manera que “lo único que desean es no tener problemas, reducen los contenidos de la programación, dejan que los alumnos pierdan el tiempo, se pasan la mañana contando el tiempo que les falta para salir”.

Porque “el perfil del funcionario docente no es el de un héroe, y para ejercer esta profesión habría que serlo”.

Voy acabando, Carmona también.

 

“Nos quedan los alumnos. ¿Podrían ser ellos los culpables de la situación actual?”

 

Sin referentes paternos muchos de ellos, la chavalada es consciente de que “sus hermanos mayores o sus primos mayores o los jóvenes del entorno más inmediato que estudiaron grandes carreras como Arquitectura o Medicina o Derecho no encuentran trabajo, tienen 30 años y siguen viviendo con los padres, si encuentran trabajo es en precario”. Mala cosa todo este panorama, ¿no crees, lector?

 

Ese es el gran problema de la educación hoy en día, que no se le puede decir a los alumnos que si se esfuerzan les irá bien”.

 

No sé, ¿qué piensas tú de todo esto? ¿Cómo salimos de este hoyo?

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