Luca es la película de Pixar del año 2021. Casi 100 minutos de cine estadounidense de animación auténticamente Pixar dirigidos por Enrico Casarosa y escritos por Jesse Andrews y Mike Jones.
Una comedia Pixar suele ser algo cinematográficamente muy grande. Luca
está cerca de repetir el prodigio. Al menos no desmerece el maravilloso
catálogo de la factoría artística. Esta vez es un alegato divertido, a veces
emocionante, sobre el derecho a la diferencia, sobre la diversidad, la tolerancia
y el respeto al extraño, al extranjero. Al otro.
Es Luca “un viaje ágil y encantador” para la crítica cinematográfica de El País Elsa Fernández-Santos; una simplificación del universo de Pixar, sin renunciar al legado de la firma que nos recuerda “el mejor verano de cualquier vida”, escribe Luis Martínez en El Mundo; un “nostálgico capricho italiano de Pixar” cuyo poso es mucho más importante que sus detalles, a decir de Federico Marín Bellón (ABC); y estoy también de acuerdo con Sergi Sánchez cuando escribe en La Razón que Luca es “una película menor, un título de fondo de armario -o de algoritmo- que explota un concepto sencillo y eficaz para entonar, otra vez, un himno a la tolerancia hacia lo diferente y una celebración de la amistad”.
Y sí, como leo aquí y allá, afortunadamente, Pixar se aleja de la excesivamente
ambiciosa trascendencia de su película de 2020 Soul;
ya lo dice Oskar Belategui en El Correo: Luca es una “apuesta por
una pequeña y entrañable historia de despertar a la vida”.
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