Un indio

Marcelo se arrodilla, poco, sólo una de sus rodillas se arrodilla, para decirnos que la muerte busca más a unos que a otros. Persigue la muerte más a los que son como eran sus antepasados. Y un indio ha quedado inmortalizado en muchas actuaciones fabulosas de su amigo Caetano. Un pez de cabeza fría se menea al son de una pereza parecida a la vida. Parecida a la vida cuando la vida no sabe qué hacer para sobrevivir porque no lo necesita.

Un indio regatea a Marcelo y suena la música de las selvas, la de las montañas y las playas. ¿Estás preparado para el futuro? Nunca necesitará el indio de la canción de Caetano prepararse para lo que ya es. El futuro del miedo y la dificultad.

Las botas blancas de cuero blanco con las que Marcelo ha sobrevivido a miles de años de venir de aquel lugar del pasado en el que azotar a un negro para no azotar a los indios que solamente mueren de hambre, esas botas blancas de cuero blanco permiten a los supervivientes del hombre blanco bailar una y otra vez el mundo de Caetano, mientras el otro mundo, el mundo en el que no se pueden escuchar las canciones de Caetano, sobrevive como puede a la mentira del progreso y al regreso de la luz que siempre acaba por apagarse.

Un indio descenderá de una estrella brillante y colorida.

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