El afortunado Harry Dean Stanton


La verdad existe, nada es eterno, sólo nos queda… sonreír. Hablo de una película. No es una comedia, Lucky es un hermoso canto a la vejez, un canto cinematográfico muy vital, emocionante y emocionado: también un implícito homenaje a un actor que es en sí mismo el principal aval del film, su protagonista, Harry Dean Stanton.

Año 2017, algo menos de hora y media, una película estadounidense dirigida con habilidad exquisita por el también actor John Carroll Lynch, que se nutre de un guion escrito por Logan Sparks y Drago Sumonja, también de una hermosa fotografía, la de Tim Suhrstedt.

Profunda, sensible, “un ocaso bellísimo”…

Es difícil no estar con Javier Ocaña cuando escribió para El País que Lucky es "una obra preciosa y profunda desde la más absoluta sencillez expositiva, una película sobre la esencialidad del espacio, de exquisita depuración narrativa".


O con Alberto Luchini y sus palabras escritas en El Mundo: "Stanton derrocha socarronería, humanidad y bonhomía en la composición de un personaje, estupendamente dibujado en el guion y al que John Carroll Lynch trata con extremoso cariño y sensibilidad".

Para Quim Casas (El Periódico), Lucky es "un ocaso bellísimo”, y todo en ella, “desde el guion hasta los encuadres, está en función de Stanton”. Como yo apuntaba antes, “el resultado es una buena historia servida por un soberbio actor que se despide del mundo en paz". Y en esa línea opinó también Daniel de Partearroyo en Cinemanía ("es un homenaje en toda regla a lo que en Hollywood se llama character actors. Mirada hundida, bondad erguida. Puro Harry Dean Stanton”.

La vejez, la muerte insuperable. Nada más y nada menos.

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