Un cierre perimetral que no le incomode al peibé, un cierre perimetral del corazón de los tiburones y de los corazones sus amigos los profesores que enseñan (sólo) para perpetuar la riqueza (de los pocos que pueden ser ricos); unas zonas básicas de salud que no afecten en demasía a la salud ruinosa de la economía en ruinas, unas zonas básicas de salud donde no quepan bien los tiburones y sus amigos bla, bla, bla.
Contagios en la zona euro, miles de contagios en la zona cero de la zona
euro, y mientras los ciudadanos romanos de la AméricaesGrande eligiendo ellos
solos al emperador en pelotas cuando la vida en Venus se tambalea.
El estado de alerta es un toque de atención mayúsculo que incluye toques
de queda para que no podamos quedar y así quedamos como lo que ya somos (parece
que para mucho tiempo): meros enmascarados meros y meras enmascaradas meras,
enmascarados que no les dejan a las enmascaradas salir del zulo de la historia
donde las fueron recluyendo poco a poco desde que el poder no es una mera
posibilidad.
¡Alerta, Estado!, que los tiburones siguen con sus fiestas y sus
universidades muy privadas.
[fotografía de Samuel Sánchez para El País]
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