Ella
mira su perfil de navaja y se hiere al instante. Ella se aparta del umbral y se
recoge otra vez el pelo. Ella y ella se quieren besar, pero no pueden.
Demasiada soledad.
Hay
algo racionalmente inconsistente en eso que llamamos amor, algo difícil de
apresar, imposible de expresar: es una impronta parecida a la fe religiosa,
similar al fuego que no hace falta encender ni saber hacerlo porque ya está
encendido eternamente en el interior de los seres humanos.
Ella
y ella siguen en la misma habitación. En la televisión, una mujer besa a un
hombre con una pasión inventada y antigua, de cine en blanco y negro. Muy en
blanco y negro. Ella le dice a ella la palabra amor sin más. La palabra amor
desnuda. Ella no quiere ignorarla. Ella espera palabras. Otras palabras.
Cuando
el amor necesita la palabra amor para serlo, el amor es sólo un
recuerdo, una página en un libro, una escena de una película, la delicada
manera de amar de una canción de enamorados. Ella no dice más palabras. Ella
necesita una caricia. Amor en soledad.
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