Sigo buscando el Grial junto a Javier Pérez Andújar


Javier Pérez Andújar ha escrito una novela descomunal, fuera de lo común, absolutamente culta en el pleno sentido de la palabra. Una novela sobre la palabra. No sobre la palabra dada, no: sobre las palabras. Voy a explicarme. Voy a explicártelo.

Su más reciente novela, La noche fenomenal, aparecida en marzo de este año 2019, se abre con una cita (de autor anónimo, del siglo XIII, una frase perteneciente a uno de los ciclos de las leyendas artúricas o arturianas, en concreto al denominado La búsqueda del Santo Grial) que pareciera un lema para historiadores:

“Vayamos a buscar lo que no encontraremos”. 

Pérez Andújar, con quien ya aprendí y me divertí de lo lindo en su extraordinaria Catalanes todos (donde me mostró cuánto sabe “sobre Cataluña, sobre el franquismo, sobre el franquismo en Cataluña, sobre los catalanes y sobre el franquismo y los catalanes y sobre los catalanes y la Transición”), es un escritor sobresaliente. De matrícula de honor, qué digo.

El narrador-protagonista, Javier (sí, Javier, como Javier Pérez Andújar) hace “magia de la de verdad, es decir, de la que tiene truco”. Y La noche fenomenal que titula el libro es un programa de televisión dedicado a lo paracientífico, a los fenómenos extraños. Javier nos dice al respecto:

“Yo llegué a lo paranormal por la risa. Para creer se necesita sentido del humor. No se puede creer seriamente en nada”.

[...]

Los protagonistas de La noche fenomenal son unos simpáticos ¿chiflados? que consideran que “la comunidad científica es una secta como otra cualquiera”. Pero la novela, disparatada, no es en modo alguno un disparate. Los libros están tan presentes en toda su trama que a menudo pensé mientras la leía si no era un homenaje encubierto a muchas cosas pero desde luego era un noble y devoto tributo a la cultura libresca, a los artefactos donde los humanos venimos leyendo desde hace tantos siglos. Los libros, de los que el editor vuelto de la muerte José Batlló (en cuya camiseta podemos leer en un determinado momento del desarrollo de la obra “he perdido la fe pero no las erratas”) dice que son “lo mejor que hemos inventado en toda nuestra historia. El libro es un invento perfecto que no puede mejorarse”.

“Me moría de ganas de rendirle este homenaje al Lazarillo”, dice el narrador-protagonista, Javier, a otro personaje tras estamparse contra una columna y hacerse sangre en la frente.

Ser culto es ser cómo Pérez Andújar, un tipo de San Adrián de Besós que ha escrito, además, una novela sobre Barcelona en la que Barcelona no es Barcelona siéndolo; un tipo que sabe apreciar la cultura, mostrarla, exhibirla, jugar con ella y, sobre todo, crearla. Toda la cultura, la de los galardonados y la de los vilipendiados, la de los próceres y la de los súbditos. La mía en mi doble condición de chico de barrio e historiador formado en una universidad española.

            “¿Es el mundo un lugar extraño?”




Este texto pertenece al artículo ‘Pérez Andújar no necesita encontrar nada en La noche fenomenal (yo tampoco)’, publicado el 31 de agosto de 2019 en Nueva Tribuna, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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