¡Madre! no es una comedia
El director estadounidense Darren
Aronofsky rodó en 2017 una de esas películas atosigantes, involuntariamente
humorísticas, pero que al no ser una comedia dan en ser una no deseada tomadura
de pelo con las ínfulas de las narraciones que quieren comprender el mundo pero
necesitan que quienes las ven reciban a posteriori una explicación de lo que
han visto. Cuando presencias una exposición pictórica o escultórica y se acerca
alguien solícito ante tu estupor y ¡te la explica! Cuando no arrancas a reírte con
un chiste, y quien te lo acaba de contar te tiene que alcanzar la significación
última que arrancaría la risa si lo hubieras entendido a la primera. Cuando eso
pasa, ¿cómo te sientes? Decepcionado, no. Engañado, te consideras un idiota o,
peor, te crees que has sido tratado como un tonto.
Interpretada (bien) por Jennifer
Lawrence, (creo que muy bien) por Javier Bardem y por Ed Harris o Michelle
Pfeiffer, entre algunos otros actores, a los que imagino perplejos y confusos
durante el rodaje, ¡Madre! desbarra
con ahínco ante los ojos estupefactos de quienes no caemos hipnotizados en su
intención de revelarnos por qué Dios no es más que un nauseabundo idiota pagado
de sí mismo que sólo quiere ser adorado.
¡Hala! Ya te la he contado.
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