Me
gustó tantísimo leer ROMANTICISMO que siempre he recordado aquellos días en los
que disfrutaba de aquella novela como unos días especialmente felices. Guardaba
tan grata memoria de aquella lectura que cuando escribí mi libro sobre la
Transición no dudé en incluir un texto suyo en una parte esencial del mismo.
Hace relativamente poco, cuando me encandilé con esta última novela de su
autor, Manuel Longares, en algún lugar leí sobre ROMANTICISMO cosas que no
había imaginado yo haber leído en ella cuando la leí y la disfruté tanto.
El caso es que he tenido que dejar de leer SENTIMENTALES, una
novela pretendidamente graciosa escrita con un estilo abarrotado y barrococó
(sí, barrococó), enrevesado y pretencioso, inapetente, hipnóticamente idiota.
Y HASTA AHÍ PUDE LEER.
[Me importa muy poco LO BIEN QUE ESCRIBE LONGARES]
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