A ghost story es una
película de fantasmas, pero no es una película de miedo y mucho menos de
terror. Es una hermosa película sobre la vida. Y la muerte. Y la memoria. Y el
olvido. Y el amor. Una película sobre el amor y el dolor y la pérdida. Y sobre
el hogar. Porque una casa no siempre es
un hogar. Eso lo sabemos.
Ochenta y siete minutos. Durante
menos de una hora y media, el cineasta estadounidense David Lowery dirige y escribe un film casi perfecto, ensimismante,
fabulosamente fotografiado por Andrew
Droz Palermo, en el que es esencial por muchas razones la música exacta de Daniel Hart y en el que se deslizan
suavemente las emocionantes interpretaciones de Rooney Mara y Casey Affleck.
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