él sale del taller donde ha
encontrado su primer trabajo y se tropieza con ella una vez más, ella que le
sonríe y le dice en el oído que sabe dañado te
quiero
miras
las células durmientes pueden
acabar siendo células muertas
escuchas
han tendido un pontón sobre
el Ebro, y lo cruzan convencidos de que eso les llevará hacia la victoria pero
no saben que en realidad solo les lleva al otro lado… del río, para morir
olfateas
las llamas aúllan y quieren
escapar a través de las ventanas, mientras los dos ancianos duermen ajenos al
poder de la lumbre
palpas
me quedo mirando el plato de
comida que acabo de pedir y me da por pensar que no sé por qué tengo yo que
comer esas patatas y ese pescado
lees la novela y no puedes
sacar de tu mente la imagen de ella leyendo la novela sin poder sacarte a ti de
su cerebro escribiendo la novela
ríen, todos ríen, en la sala
repleta de piernas y de cinturas y de brazos y de ojos todos ríen, sin
excepción, en medio de los bombardeos y de la noche
canta un blues apresurado y
ese contrasentido cobra sentido cuando la guitarra devasta el ambiente en un
minuto hipnótico
el futbolista cae fulminado
sobre la hierba húmeda, la pierna es un muñeco de borra decrépito, abandonado,
el público sigue rugiendo
suena el móvil, suena el
sonido de un mensaje, suena y suena el móvil, y él yace sin poder leer ya en la
pantalla las palabras de amor tan lentas, tan tardías y tan inútiles
había alcanzado la cima
momentos antes de hacer la foto que le hizo célebre, aquella que enseñó al
mundo el paisaje de la nada que lo atrapó el resto de sus días
el desfile ha dejado en las
calles un olor a bosta que no impide recordar la sensación de gloria
suenan las patas del insecto
sobre el suelo de terrazo como si no hubiera nada más en ese momento sobre la Tierra
llora sobre mi cuerpo su
dolor y es más su llanto, me dice, de lágrimas por lo que nos acabará separando
que por el hierro que parece aclimatarse en sus entrañas
te saludo en el centro de la
mañana donde se quebrará mi porvenir y no sé aun que de tus labios saldrán las
palabras que un día me matarán
ruido de cuchillas y de
insectos descomunales, la música de las bestias, infecciosa manera de
aterrorizar a los desaparecidos
hola le dices, amor añades,
cómo te he echado de menos… mientras soñaba
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