20 MICRORRELATOS Y UNO DE REGALO (TOMA CINCO)

él sale del taller donde ha encontrado su primer trabajo y se tropieza con ella una vez más, ella que le sonríe y le dice en el oído que sabe dañado te quiero

miras

las células durmientes pueden acabar siendo células muertas

escuchas

han tendido un pontón sobre el Ebro, y lo cruzan convencidos de que eso les llevará hacia la victoria pero no saben que en realidad solo les lleva al otro lado… del río, para morir

olfateas

las llamas aúllan y quieren escapar a través de las ventanas, mientras los dos ancianos duermen ajenos al poder de la lumbre

palpas

me quedo mirando el plato de comida que acabo de pedir y me da por pensar que no sé por qué tengo yo que comer esas patatas y ese pescado

lees la novela y no puedes sacar de tu mente la imagen de ella leyendo la novela sin poder sacarte a ti de su cerebro escribiendo la novela

ríen, todos ríen, en la sala repleta de piernas y de cinturas y de brazos y de ojos todos ríen, sin excepción, en medio de los bombardeos y de la noche

canta un blues apresurado y ese contrasentido cobra sentido cuando la guitarra devasta el ambiente en un minuto hipnótico

el futbolista cae fulminado sobre la hierba húmeda, la pierna es un muñeco de borra decrépito, abandonado, el público sigue rugiendo

suena el móvil, suena el sonido de un mensaje, suena y suena el móvil, y él yace sin poder leer ya en la pantalla las palabras de amor tan lentas, tan tardías y tan inútiles

había alcanzado la cima momentos antes de hacer la foto que le hizo célebre, aquella que enseñó al mundo el paisaje de la nada que lo atrapó el resto de sus días

el desfile ha dejado en las calles un olor a bosta que no impide recordar la sensación de gloria

suenan las patas del insecto sobre el suelo de terrazo como si no hubiera nada más en ese momento sobre la Tierra

llora sobre mi cuerpo su dolor y es más su llanto, me dice, de lágrimas por lo que nos acabará separando que por el hierro que parece aclimatarse en sus entrañas

te saludo en el centro de la mañana donde se quebrará mi porvenir y no sé aun que de tus labios saldrán las palabras que un día me matarán

ruido de cuchillas y de insectos descomunales, la música de las bestias, infecciosa manera de aterrorizar a los desaparecidos



hola le dices, amor añades, cómo te he echado de menos… mientras soñaba

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