avanzo decidido entre los
muertos de la batalla y me olvido de repente del fragor de la lucha y del hedor
y de la astucia para poder llegar al ribazo y empezar a rezar al dios repulsivo
que nos ha permitido la derrota
el jurado se reúne a puerta
cerrada…
¿cómo puedes mirarla
escribiendo y no sentir la necesidad de ver lo que escribe, y en lugar de eso
solo la besas?
suena un piano que emite
notas compuestas por Chopin, las reconocemos y sonreímos, nos recuerdan las
tardes tediosas de clases experimentales en el laboratorio de Física, decoradas
por grabaciones musicales que nos dejaban atónitos
sopla poderoso el viento y os
llega el sonido alucinado del primer blues
aúlla inquieto el lobo y
cuando se quiere dar cuenta la luna no sirve para recortar su silueta pero no
le importa, esta vez será un animal
Pearl Jam interpretan Once mientras recuerdo los años en que escuchaba
a Camilo Sesto cantar Piel de ángel
los blues siguen sonando y continua
poderoso el viento
un animal es el lobo y la
luna lo aguarda para ser el decorado de su aullido
invade mi intimidad, le pides
a gritos que ella no atiende
ella te escribió esa clase de
palabras que, como tenerla a tu lado, te impiden pegar ojo
con piedras y con palos, con
los mismos que se inventó el rocanrol, las muchedumbres despeñan por los
vertederos de la historia a los tiranos en estos años desnucados
es una hormiga avanzando tras
una hormiga que avanza tras una hormiga la hormiga que avanza delante de una
hormiga que avanza delante de una hormiga que es una hormiga que avanza…
el templo estaba repleto de
fieles cuando los huidos entraron en él dispuestos a ser los supervivientes que
olvidaran la derrota en una guerra de mil días
celos de no ser el primero
que poseía cada pliegue de su piel, celos del pasado que había decapitado él
mismo la primera vez que ella le dijo soy tuya, celos
la bala que sale del cañón
del arma viaja directamente hacia el corazón de la mujer del pañuelo rojo en la
cabeza, y no es un videojuego
el perfecto de los buenos
hombres se acerca indeciso a las dos mujeres y las mira a los ojos para
decirles de qué estaba hecha la sangre de Jesús
hubo un tiempo en el que no
hacía falta decir las palabras mágicas, pero en estos años lúgubres el acceso a
las puertas que preludian un remedo de la felicidad no tendrá lugar sin
tequieros
desde un escenario no muy
alejado del lugar en que les bailan, The Clash expulsan la vitalidad enardecida
de una generación marcada por la rebelión
me encuentro una tarjeta en
el suelo, una tarjeta de esas profesionales, el tipo es gerente, gerente de no
se qué, tiene un nombre gracioso, como de árbitro de fútbol
el rey entra en el templo,
cuyas paredes le protegen también del extremo calor que le ha venido
acompañando desde que él mismo asesinara a su propio hijo
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