Caer en la novelería: Filek e Ignacio Martínez de Pisón


Una novela sin ficción… escribió el profesor Justo Serna sobre Filek, el más reciente libro de Ignacio Martínez de Pisón… Y yo no pude evitar contestarle, en su impecable muro de Facebook, algo así:

Filek es una novela sin ficción, dices. Sin ficción, y eso me vuelve loco, me aturulla. Es un libro, pienso, que ni remata ser un buen libro de Historia, que no lo es, ni le llega a la altura del zapato a la MAGNÍFICA Derecho natural. Pero aun así, hay categoría literaria para dar y tomar. Que no es poco.

Demasiada ficción para no ser una novela, pienso yo… ¿Qué es una novela? ¿Para qué sirve la ficción? ¿Qué es la Historia?

Un investigador privado, un detective que sigue la pista de un estafador de medio pelo que engañó al mismísimo dictador español Francisco Franco con una gasolina (“la piedra filosofal del siglo XX”) fraudulenta: esa es la imagen que tengo, que imagino, de Ignacio, más que la de un también concienzudo historiador, pero a diferencia de éste, del historiador, el escritor Martínez de Pisón es alguien que va a buscar al pasado lo que le apetece (la vida, la biografía de un embaucador increíble que se aprovecha del hecho de que “los secretos y las confabulaciones suelen estimular la credibilidad de la gente”) y no alguien que vaya al pasado para explicárselo a la sociedad civil. Ignacio dio con lo que quiso y lo convirtió en una novela sin ficción, no en un libro de Historia. Una novela sin ficción, insisto, pero… Demasiada ficción para no ser una novela.

Una novela sin ficción repleta de expresiones como estas, inadecuadas en modo alguno para el libro de Historia que no podrá ser nunca el más reciente libro de Ignacio Martínez de Pisón:

“Y si esto fuera una novela… También puede ser que… Como parece probable… Y yo sospecho que… Yo me lo imagino… ¿Por qué no creer que…? Más probable parece que fuera… y no parece descabellado suponer que… Fantaseo con la hipótesis de que… Ignoro… lo que sí sé es que… De ser así… Pero también puedes ser que… detalles que no he podido precisar… Lo lógico sería que… No soy capaz de intuir…”

O estas otras:

“La lógica narrativa indica que… sin embargo, no hay datos que confirmaran que… Y se me ocurre que… Y no sería extraño que… Aunque se trata de una simple conjetura, tiendo a creer que… quién sabe si… ¿Qué tendría eso de extraño?... Entra dentro de lo verosímil… Parece razonable pensar que… Como tantas otras veces, me muevo en el terreno de las conjeturas… Es fácil deducir que… Si de verdad… si realmente…”

Una novela sin ficción, ya digo, donde podemos leer:

Si esto no fuera una investigación histórica sino una novela, tal vez el argumento sería otro: un inventor auténtico y un farsante, el primero confía al segundo su valioso secreto antes de morir en trágicas circunstancias, el farsante usurpa el éxito del otro y vive una vida que no le corresponde, finalmente el destino acaba imponiendo una inesperada justicia poética… Pero el argumento es el que es: un estafador demostrado y otro probable, sus vidas unidas sólo por el engaño y el fracaso”.

Y por fin, esta frase, que creo que lo aclara todo:

“No me resisto a la tentación de caer en la novelería”.

Martínez de Pisón acaba, sí, por caer en la novelería. Una y otra vez, afortunadamente. O no.

Comentarios

Entradas populares

Los textos incluidos en este blog son propiedad exclusiva de sus autores. Se permite su uso y reproducción, siempre y cuando se respete su integridad, se cite la fuente y su utilización no busque fines comerciales ni implique la obtención de ingresos económicos de cualquier tipo.