Crecer es aceptar el caos, aprender que en la infancia se quedó para siempre la creencia esa de que el orden fluye en el mundo y acaba por dejar siempre cada cosa en su sitio.
En la obra que conozco de David Trueba siempre palpita, sea cinematográfica, sea novelesca, el acicate de la vida que nos hace sabernos vivos y sernos vivos, y en esta nueva narración suya nos lleva literariamente y casi literalmente al pasado inconcebible de un músico impregnado del elixir de la existencia como viaje por un sendero donde nos zarandean y nos besan y nos gritan y nos cantan y nos mecen y nos aman, donde zarandeamos, besamos, gritamos, cantamos y amamos.
Puedes leer mi reseña de Tierra de campos completa en Nueva Tribuna: la titulé Wilco,Vainica Doble y David Trueba. 'Tierra de campos': aceptar el caos
En la obra que conozco de David Trueba siempre palpita, sea cinematográfica, sea novelesca, el acicate de la vida que nos hace sabernos vivos y sernos vivos, y en esta nueva narración suya nos lleva literariamente y casi literalmente al pasado inconcebible de un músico impregnado del elixir de la existencia como viaje por un sendero donde nos zarandean y nos besan y nos gritan y nos cantan y nos mecen y nos aman, donde zarandeamos, besamos, gritamos, cantamos y amamos.
Puedes leer mi reseña de Tierra de campos completa en Nueva Tribuna: la titulé Wilco,Vainica Doble y David Trueba. 'Tierra de campos': aceptar el caos
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