Elvis Costello: cuando todo parece una canción

El inglés Elvis Costello, nacido en 1954, es uno de los compositores, intérpretes y productores musicales más importantes de los últimos 40 años. Declan Patrick MacManus no se puso a sí mismo el glorioso epónimo ELVIS en vano. Y a fe mía que viene haciendo también honor, un inmenso honor, al apellido de soltera de su madre desde que logró ser el imprescindible músico que ha acabado siendo.

Música. El fabuloso libro de mi admirado ELVIS COSTELLO es un libro de MÚSICA y un libro sobre MÚSICA. Y de la trascendencia descomunal que ha supuesto la música en la vida de Costello da buena prueba este párrafo extraído de su Música infiel y tinta invisible:


“Todas estas canciones, recuerdos y fragmentos del pasado son razones para querernos todavía más los unos a los otros. He adquirido casi todos mis conocimientos escuchando discos; el resto ha sido fruto del ensayo y error”.



Aunque en todo el volumen abundan las cicatrices, los intentos de hacer con sus canciones un viaje por la realidad, la vergüenza y el afán, todas esas cosas, en determinados momentos la estrella que es Costello, algo que él oculta en su libro (ser una estrella), acaba por admitir que alguna de sus canciones (en este caso Oliver’s Army) no era más que música pop”.
Nada más que música pop. Y nada menos. “Aquella noche ella estaba preciosa y todo parecía una canción”, es capaz de escribir Costello al hablar, como de pasada, de aquella ocasión en que se reencontró con una antigua novia.
Cuando intentaba ser lo que acabaría por ser y aprendía a reproducir la música que le entusiasmaba, algunos rasgueos de guitarra o melodías vocales se le atragantaban y de esos momentos de zozobra, al final, en su libro surgieron perlas como ésta referida a una canción de Marvin Gaye:


“Era tan incapaz de descifrar ese arreglo como de cantar de una manera tan sobrenatural. Todo lo que podía hacer era escucharlo asombrado y preguntarme cuándo comenzaría la vida”.


Asombrado. Cuándo comenzaría la vida. Uauuuuuuuuuu.

En la época de sus comienzos, “yo soñaba con ser yo mismo”. Costello nos relata con un coraje vital enorme cómo compone sus canciones, cómo muchas están inspiradas en otras que él admira y cómo, en definitiva, todo responde a un viaje inevitable a través de la vida que él conoce desde que comprendió que un nieto de músico, que un hijo de músico que se emociona desde su más recóndita niñez de lo que escuchan sus mayores y luego él mismo selecciona sólo puede ser un músico infiel decididamente único. Único y devoto de la música de los otros. Un músico que le dedica su libro a “los que vinieron antes y los que vendrán después”. Un músico de la cabeza a los pies que admite que “no necesitas saber notación musical para el rocanrol”. Un músico que admite en referencia al trabajo compositivo que “las personas vanidosas y propensas al autoengaño lo llaman inspiración” mientras él lo llama “trabajo”.


“Una gran parte de la música pop ha surgido cuando la gente ha fracasado a la hora de copiar su modelo y, por accidente, ha creado algo nuevo. Cuando más te acercas a tu ideal, menos original suenas”.            […]Siempre era útil que te recordaran que la música no había surgido de la nada en 1977, en 1965 ni en 1954. No le veía sentido a vivir en el pasado, pero menos todavía a negar su existencia. Había demasiado que aprender y demasiado que amar".





[Puedes leer completo mi artículo publicado en Periodistas en Español dedicado a mi lectura de la autobiografía de Elvis Costello AQUÍ-]

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