Ni todo esto que en Cataluña huele a
abismo es un asunto SÓLO entre catalanes, ni es SÓLO un duelo en oqueicorral
entre dos personas, entre dos partidos, entre DOS.
Esto que en Cataluña hiede a cloaca
social y política, a cloaca ciudadana, es algo que se está dirimiendo entre una
minoría mayoritaria territorial (una mayoría minoritaria, si se quiere) y el
Estado social y de Derecho que es España.
No es tampoco un enfrentamiento entre
dos nacionalismos, sino un reto que una buena parte de un nacionalismo sin
éxito le lanza pendencieramente (aunque con ademanes de democracia y
modernidad) a un nacionalismo que dejó de serlo para convertirse en un Estado
contemporáneo social y de Derecho con voluntad de serlo de bienestar.
De ese duelo provocado y no aceptado más
que en términos constitucionales, legales, verdaderamente democráticos, no sé
lo que saldrá, pero de momento ya ha provocado una fractura difícilmente
subsanable en una sociedad civil europea que parecía caminar adecuadamente
hacia lo que quiera que iba a ser el futuro de los estados occidentales que
habían sobrevivido al zarandeo del siglo XX.
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