Eight days a week

Los Beatles fueron un esplendor que pareció consumirse en sí mismo en medio del vértigo que suscitaba su incandescente magia de música pop cuando el pop nacía para que la juventud asaltara los cielos de los adultos. Fueron una fulgurante eternidad de posguerra que todavía hoy ilumina el ansia de ser más poderosos que las piedras de los humanos conscientes. Un eslabón en esa cadena sin sentido alguno que es lo que quiera que sea este deambular por la Tierra de los seres vivos: un hermoso eslabón hecho de arpegios, falsetes y redobles de tambores, hecho de gritos y susurros y de morsas, hecho de memoria del ayer y de peticiones de ayuda y de campos de fresas ardientes que aguardan a todos los chavales enamorados del ardor juvenil ajeno al ardor guerrero. Fueron el trofeo más preciado que un imperio en ruinas podía dedicarle a la humanidad conquistada ya para siempre por quienes consiguieron con sus carreras alocadas hacia ninguna parte ser más populares que lo fuera el mismísimo hijo de Dios. A Los Beatles muchos les debemos tanto que cada vez que escuchamos su historia queremos volver a escuchar todas sus canciones una y otra vez… Anytime at all, eight days a week, porque…

Estalla en el cielo el futuro
y no puedes verlo
porque aún no has nacido:
corre, corre,
despierta a la tibia naturaleza del candor indomable,
tararea las canciones de unos chicos de otro planeta
que son tan tuyas como tu propio barrio
o tus balones de fútbol,
que son una juvenil manera de incendio
sin ruinas ni estertores,
pura admiración milenaria y reciente,
tan poética como cada una de tus manías;
corre, corre,
aprovecha esas piernas que son de lana ahora,
cuando los Bítels renuevan el camino de la vida,
ese teatro de la existencia tan acérrimo al pasado
pero tan permeable siempre a la cabriola
y a la pizpireta actitud infantil de la música
salida de lo más profundo de la vida,
venida desde el antiguo mundo del arte,
donde los humanos se decidieron a ser
lo que somos, unas bestias irreconciliables
con la noche de los tiempos,
unos majestuosos locos
enamorados de la velocidad de la luz.

Ron Howard ha compuesto un documental emocionante repleto de todo lo que fueron Los Beatles cuando Los Beatles comenzaron a dominar pacíficamente la Tierra.

No te lo pierdas. Si sigues siendo un beatle, si quieres ser un beatle… No te lo pierdas.

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