Las pelis en las que salen (o no salen) personas


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SOBRE LAS PELIS EN LAS QUE SALEN (O NO SALEN) PERSONAS

JULIETA 

Hace tiempo que decidí que quien tiene un problema es él. Conmigo. Decidí que yo no tengo un problema por no conmoverme, por ni tan siquiera creerme una secuencia o casi ninguna de las secuencias de sus películas exquisitamente distantes aunque pretendidamente emocionantes. Hace tiempo que descubrí, antes de decidirme a saberlo, que lo que Pedro Almodóvar y su hermano (sí, su comunicador, el que consigue que nos enteremos de que cuanto está a punto de dar a su público no pase en modo alguno desapercibido) facturan como cine molón, bonito y sofisticado y rebosante de sentimientos y sensaciones, es una patraña. Una patraña para mí, que es, para mí, claro, como decir eso, una patraña.

Porque ni (a) la empatía me conmueven los hermanos Almodóvar. Quien tiene un problema es él, Pedro, y su hermano de paso, que por cierto, lo borda como actor en una escena ''memorable'' de esta película que sí me ha movido sin conmoverme a escribir sobre el problema que él tiene, que ellos tienen.

Un problema conmigo.

Y eso que vengo viendo sus pelis (casi todas) desde que estrenaron aquella que al menos sirvió para que Olvido Gara no se dedicara al cine.

TRUMAN

Películas en las que salen personas en el cine, o mejor, películas hechas con personas de verdad vistas a través del lenguaje cinematográfico, o mejor todavía, cine hecho para personas de verdad en el que salen las personas de verdad como si fueran personajes cinematográficos...

Con Truman uno no sabe si ha visto una obra maestra cinematográfica o si simplemente ha bajado a pasear a su perro mientras un cineasta le rodaba siendo el mundo.

Bueno, si lo sabe. Uno ha visto una obra maestra interpretada por dos actores en estado puro, dos actores de cine con una capacidad abismal para interpretar los sentimientos de la amistad, el amor, el respeto, el aprecio, el dolor, el sufrimiento, la dicha, la derrota, el ansia y la decisión. Dos actores, no exactamente, porque todos los actores de esta película están a a una altura descomunal, aunque son los dos protagonistas ( y Troilo, que hace un Truman fabuloso) quienes mantienen permanentemente la feliz llama de ver algo extraordinario a lo que seguimos llamando 'cine'.

La muerte en la vida, la vida y la muerte, la muerte, la vida. Cada sonrisa y cada lágrima de esta película genial están esculpidas desde el arte inclasificable de una mirada labrada en lo más profundo de un oficio profundamente humano, el de las personas que hacen cine porque ellas mismas lo son. Cine.
Hay que amar mucho la vida para hacer algo tan grande como Truman, una película espléndidamente hecha, fotografiada, dirigida, interpretada, iluminada, ambientada. Vivida.

Gracias Cesc, gracias Ricardo, gracias Javier. Muchísimas gracias.

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