¿Cuántas mujeres de las Fuerzas Armadas españolas estuvieron infiltradas en ETA? Eso pensaba yo mientras veía la película Un fantasma en la batalla, estrenada en 2025, un año después que la excelente La infiltrada (ganadora ex aequo del Goya a la Mejor película, dirigida por Arantxa Echevarría y protagonizada por Carolina Yuste).
Un
fantasma en la batalla es también buen cine. Muy buen cine.
Dura poco más de cien medidísimos minutos y es el sexto largometraje dirigido y
escrito por Agustín Díaz Yanes.
Magistralmente escrito y magistralmente dirigido, vaya por delante (de él
escribe Oti Rodríguez Marchante en ABC que
“es una magnífica lección de cine, de ritmo narrativo, de intriga siempre en
progresión y de claridad ética del cómo, dónde y por qué se ganó esa batalla”
contra el terrorismo nacionalista vasco). Puro cine clásico, un thriller, un policiaco de esos que nos
cuenta (nos imagina) la realidad creando personajes de una pieza (con las
aristas que creemos ver siempre en lo real) interpretado por una brillantísima,
casi perfecta, Susana Abaitua, fotografiado
por Paco Femenía y montado por Bernat Villaplana, ambos asimismo colosales.
Como a Luis Martínez, (crítico cinematográfico de El Mundo) me interesó sobremanera que Díaz Yanes hilvanara “con una
precisión desusada la realidad y la ficción”.
Vehemente, lúcida y oportuna; modélica,
vibrante y honda; sobria y efectiva; clásica y llena de tensión; precisa;
elegante y sutil. Cosas así han dicho de ella los expertos.
Como dejara escrito Pere Vall en Fotogramas, con Un fantasma en la batalla “lo peor es pensar que La infiltrada ya lo dijo todo”. Aquí hay más madera, y ya sabemos por Faemino y Cansado que parecidonoesigual.


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