Uno lee libros por diversas razones, para asombrarse es una de ellas. Lo que siguen son asombros provocados por los libros que leo.
Los
viejos
“La gente
compra cosas viejas pensando que son antiguas cuando sólo son usadas, no sé. La
gente es gilipollas. En cambio a los viejos no los quiere nadie”.
Esther
García Llovet: Cómo dejar de
escribir (novela), 2017
Simone Weil
“Decía Simone
Weil que echar raíces quizás sea lo que más ansía el alma humana y, a la vez, lo
más ignorado y difícil de definir. Para mí, ese arraigo no es otra cosa que la
pertenencia, y puede ser una tierra, una tribu urbana, una profesión, una
familia. También decía que un ser humano tiene una raíz en virtud de su
participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que
conserva vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos de futuro”.
Laura
C. Vela: Seis mil (novela), 2025
Auschwitz
“Recuerdo
un chiste que trata de dos supervivientes de Auschwitz que años después se
reencuentran por casualidad. Se abrazan con alegría y empiezan a rememorar los
abominables tiempos del Holocausto, pero, como buenos judíos, no pueden evitar
añadir toques humorísticos a sus dramas personales. En ese momento aparece
Dios, indignado, y les recrimina que hagan bromas sobre un episodio tan
terrible. Pero ellos le plantan cara: «¿Y tú por qué te metes? Tú no estabas»”.
Albert Sánchez Piñol: Las tinieblas del corazón, 2025
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